8 de abril 2025 - 15:57

El trabajo no desapareció: lo están escondiendo detrás del miedo a la inteligencia artificial

Argentina no necesita más discursos, necesita decisiones. Seguimos hablando de modernizar el empleo con la misma burocracia que lo destruye. Y mientras los funcionarios imprimen resoluciones en papel y los gremios frenan cualquier intento de innovación, la inteligencia artificial ya está trabajando, sin pedir paritarias ni fuero sindical.

La automatización de procesos repetitivos puede liberar tiempo y recursos para tareas de mayor valor humano. 

La automatización de procesos repetitivos puede liberar tiempo y recursos para tareas de mayor valor humano. 

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En un país atrapado entre la nostalgia de lo que fue y el temor a lo que vendrá, la innovación no es una utopía: es una urgencia. Mientras el mundo transforma su mercado laboral con tecnologías exponenciales, Argentina todavía discute si avanzar hacia la digitalización del expediente laboral es constitucional. El trabajo cambió. Lo que no cambia es la voluntad política y gremial de sostener un sistema que expulsa, precariza y atrasa.

La Inteligencia Artificial, la automatización, la robótica colaborativa y los sistemas inteligentes no son amenazas. Son herramientas. Herramientas que, bien aplicadas, pueden reducir el desempleo estructural, mejorar la eficiencia del Estado, formalizar a millones de trabajadores informales y brindar nuevas oportunidades de inclusión laboral. Pero para eso hay que decidir. Y en Argentina, innovar es decidir en contra del status quo.

Hoy tenemos más de 10 millones de trabajadores en negro y más de 5,5 millones de desocupados. Mientras tanto, la economía del conocimiento crece, pero no encuentra talento capacitado. ¿Por qué? Porque seguimos educando para un mercado laboral que ya no existe. Porque los sindicatos bloquean capacitaciones digitales en vez de promoverlas. Porque el Estado exige trámites presenciales en pleno siglo XXI.

La automatización de procesos repetitivos puede liberar tiempo y recursos para tareas de mayor valor humano. La IA puede detectar necesidades de formación, predecir rupturas en el empleo y hasta diseñar políticas públicas mejor que muchos burócratas. Pero seguimos discutiendo si un robot puede reemplazar a un administrativo. Spoiler: ya lo hizo, y lo hace mejor.

Países como Estonia digitalizaron todo su sistema estatal. Uruguay informatizó su justicia laboral. Colombia experimenta con inteligencia artificial para asesoramiento legal. ¿Y Argentina? Se queja de los bots pero no invierte un peso en innovación pública.

Una propuesta es, crear un Sistema Nacional de Empleo Inteligente que conecte oferta y demanda laboral en tiempo real, automatizar liquidaciones, centralizar convenios colectivos con IA y ofrecer asesoramiento preventivo a trabajadores y empleadores. Programación en una base de datos de los últimos 10 años de jurisprudencia, leyes, mercado laboral, CCT, oficios, el punto de partida de la automatización. Es más barato, más justo y eficiente.

Innovar en el trabajo no es solo modernizar. Es garantizar derechos. Es incluir al que quedó afuera. Es enfrentar a los que lucran con la precarización. La tecnología no es enemiga. Es aliada. Pero para que sea una aliada hay que entenderla, regularla y, sobre todo, usarla. De lo contrario, seguiremos discutiendo cómo mejorar el pasado, mientras el futuro nos pasa por encima.

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