7 de agosto 2025 - 12:54

La biotecnología argentina requiere una urgente reforma en propiedad intelectual

La biotecnología argentina, innovadora y en crecimiento, está limitada por un sistema de propiedad intelectual obsoleto que frena la inversión y la competitividad. Urge una reforma legal para aprovechar oportunidades internacionales y potenciar el sector.

Argentina se encuentra en una encrucijada estratégica

Argentina se encuentra en una encrucijada estratégica

La biotecnología argentina, un sector dinámico y estratégico, enfrenta un momento crucial. Según un informe elaborado por la Cámara Argentina de Biotecnología, con 340 empresas activas, un crecimiento notable desde 2008 y concentradas mayormente en la ciudad y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, este ecosistema se destaca por su impulso emprendedor y la alta cualificación de sus cerca de 20.000 empleados. En los últimos años, se observa una intensa dinámica emprendedora, ya que el 43 por ciento de ellas son startups fundadas en los últimos siete años. La innovación es clave: el 71% de las empresas desarrolló nuevos productos y procesos, casi el 50% con relevancia mundial, lo que se ve reflejado en 250 solicitudes de patentes, el 70% en el extranjero.

Pese a este potencial, el futuro del sector se ve comprometido por un marco de propiedad intelectual (PI) obsoleto y restrictivo. Especialmente en el sector biotecnológico y farmacéutico, el régimen de PI se ha caracterizado durante mucho tiempo por medidas que, lejos de incentivar la innovación, distorsionan la competencia legal, frenan la innovación y, además, no cumplen los compromisos internacionales del país.

Estos rasgos se manifiestan en una serie de prácticas legislativas, administrativas e institucionales que crean incertidumbre para los innovadores y dificultan la inversión en industrias intensivas de investigación. En ese marco, la tasa de concesión de patentes en sectores biotecnológicos y químicos farmacéuticos en Argentina, según las propias estadísticas del Instituto Nacional de Propiedad Industrial -INPI-, es inferior al 11%, muy por debajo de otros sectores de la industria (60%) o países similares, perjudicando la I+D biotecnológica y su potencial de expansión a otras industrias.

En este contexto, el posible acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur ofrece una oportunidad histórica. Su capítulo de PI busca alinear los regímenes de Mercosur con los estándares de la UE, reforzando patentes, marcas, y reconociendo indicaciones geográficas. Podría facilitar acceso preferencial a mercados europeos, transferencia tecnológica y colaboración científica, mejorando la seguridad jurídica y el atractivo para la inversión extranjera.

No obstante, el acuerdo carece de compromisos vinculantes para revisar las restricciones administrativas que enfrentan las patentes o para establecer una protección adecuada de propiedad intelectual. La adhesión al Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), que facilita solicitar protección de patentes en varios países mediante un único procedimiento internacional, solo se fomenta con una cláusula de "mejores esfuerzos", esto es, no como una obligación para los países, sino como una posibilidad de adhesión. El PCT es un tratado que favorece el registro de patentes en diversos países y que permite reducir costos de registro para emprendedores y empresas argentinas. Esta debilidad regulatoria afianza el statu quo, manteniendo la incertidumbre jurídica y disuadiendo la inversión.

Las consecuencias de no actuar son claras: un sector biotecnológico que no alcanza su potencial, aislamiento de las cadenas de valor globales, problemas en obtención de recursos en rondas de inversión y retraso en el acceso a innovaciones. Para prosperar, Argentina debe reformar su marco de PI. Para ello, es imperativo derogar las directrices restrictivas de 2012 -las cuales impiden la concesión de patentes químico-farmacéuticas en Argentina-, adherirse plenamente al PCT sin reservas y fortalecer la observancia de la PI y promover la transparencia.

Argentina se encuentra en una encrucijada estratégica. Alinear su política de propiedad intelectual con las normas mundiales es clave para su competitividad, soberanía económica y salud pública. Solo así su prometedor sector biotecnológico podrá florecer y posicionar al país como un actor global clave.

El autor es Director Ejecutivo de la Maestría en Propiedad Intelectual y Nuevas Tecnologías de la Universidad Austral.

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