En marzo de 2023, la noticia de la adquisición de Credit Suisse por UBS sacudió los cimientos del sector financiero suizo. Este movimiento, precipitado por la crisis que afectaba a Credit Suisse desde hace años, dejó a Suiza con un único gigante financiero dominante.
La paradoja suiza: un país rehén de su propio banco
La situación actual en Suiza, con un banco tan dominante como UBS, es un fenómeno sin precedentes en el mundo financiero.
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Con esta fusión, el país helvético vio desaparecer a uno de sus bancos más emblemáticos y se colocó en una situación de dependencia sin precedentes con UBS.
Credit Suisse, fundado en 1856, fue durante mucho tiempo un pilar del sistema financiero suizo. Sin embargo, una serie de escándalos y malas decisiones financieras minaron su posición. Desde el caso de espionaje en 2019 -cuando el número dos del banco contrató detectives para investigar a un ejecutivo- pasando por pérdidas significativas vinculadas al colapso de Archegos Capital y la implosión de Greensill Capital, hasta problemas de gobernanza. Este banco acumuló problemas que erosionaron la confianza de sus inversores y clientes.
En un intento desesperado por salvarse, Credit Suisse lanzó una serie de medidas de reestructuración y recortes de costos, pero fue en vano. La capitalización de mercado se desplomó, pasando de unos 30 mil millones de francos suizos en 2015 a menos de 3 mil millones en 2023, justo antes de su adquisición por UBS.
UBS, que ya era el banco más grande de Suiza, absorbió a Credit Suisse por aproximadamente $3.200 millones de dólares en una operación de rescate. Esta adquisición convirtió a UBS en una entidad aún más poderosa, con activos gestionados que superan los $5.600 billones de dólares. UBS ahora representa una porción significativa del sector bancario suizo, con una capitalización de mercado que ronda los $68 mil millones de dólares y empleando a decenas de miles de personas en todo el mundo.
Esta consolidación ha dejado a UBS con una posición dominante en Suiza y en el escenario financiero global.
La magnitud de su influencia y el tamaño de sus activos hacen que cualquier problema dentro de UBS tenga el potencial de desestabilizar no solo la economía suiza, sino también los mercados financieros globales.
La decisión de no salvar a Credit Suisse, permitiendo que su rival lo adquiriera, ha creado una paradoja inquietante para Suiza. Por un lado, la estabilidad de UBS es ahora vital para el sistema financiero suizo. Cualquier problema serio en UBS podría tener consecuencias devastadoras para la economía suiza y su reputación internacional. Por otro lado, esta dependencia crea una situación donde UBS tiene una posición de poder casi inigualable, no solo como institución financiera, sino también en su relación con el Estado suizo.
En términos prácticos, Suiza se encuentra ahora en una posición en la que no puede permitirse el lujo de que UBS falle. Esto convierte al país en una especie de rehén de su propio banco, una situación que es única en el mundo financiero. La dependencia de un solo banco es una espada de doble filo: mientras UBS prospere, Suiza puede beneficiarse de la estabilidad y la confianza que genera una institución tan poderosa. Sin embargo, si UBS enfrentara una crisis, las consecuencias para Suiza serían catastróficas.
La marca "Suiza" ha sido históricamente sinónimo de estabilidad, seguridad y gestión financiera prudente. No obstante, esta imagen está ahora indisolublemente ligada a la salud de UBS. En un mundo financiero cada vez más volátil, donde los bancos enfrentan desafíos como la digitalización, el cambio climático y las fluctuaciones económicas globales, la dependencia de Suiza en un solo banco representa un riesgo significativo. La reputación del país podría verse gravemente afectada si UBS encontrara problemas, socavando la confianza en Suiza como un refugio seguro para los inversores y el capital global.
En resumen, la situación actual en Suiza, con un banco tan dominante como UBS, es un fenómeno sin precedentes en el mundo financiero. La ironía de la situación es que, al buscar estabilidad y evitar un rescate costoso de Credit Suisse, Suiza se ha colocado en una posición de vulnerabilidad. Permitir la adquisición de Credit Suisse por UBS creó una paradoja en la que el país es rehén de su propio banco, con todas las implicaciones que esto conlleva para el futuro de la economía suiza y su reputación global.
Las cosas como son.
(*) Filósofo y analista internacional, aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.
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