10 de mayo 2025 - 00:00

"Voy a ser mamá": uno de los mayores quiebres de una mujer profesional

Para una mujer que viene poniendo gran parte de su energía en su desarrollo profesional, el momento en el que se entera de que va a convertirse en mamá suele ser un quiebre.

Muchas veces la maternidad es un motor para este cambio, porque invita a repensar el vínculo con el trabajo y a qué dedicamos tantas horas del día. 

Muchas veces la maternidad es un motor para este cambio, porque invita a repensar el vínculo con el trabajo y a qué dedicamos tantas horas del día. 

Hace ya un par de generaciones que las mujeres estamos insertas en el mercado laboral tanto como los hombres. Si bien sigue existiendo una brecha que no podemos negar, son cada vez más las que estudian y se capacitan, construyen una carrera exitosa, ascienden a roles de liderazgo, tienen equipos a cargo o incluso crean sus propias empresas. Y muchas de ellas también son madres.

Para una mujer que viene poniendo gran parte de su energía en su desarrollo profesional, el momento en el que se entera de que va a convertirse en mamá suele ser un quiebre. Las prioridades cambian. Un embarazo -en especial, un primer embarazo- nos invita a mirarnos, a observar con otros ojos el lugar en el que vivimos, nuestras rutinas, nuestros vínculos y, por supuesto, nuestro trabajo.

Una creencia que aparece frecuentemente en la mente de las mujeres es que la maternidad va a “limitar” su productividad o capacidades laborales. Muchas se enfrentan a temores. ¿Cómo va a funcionar mi negocio si yo no estoy tan presente? ¿Cómo estará mi equipo luego de que vuelva de la licencia? ¿Y si en la empresa se dan cuenta que no soy tan necesaria? ¿Voy a seguir creciendo en mi carrera o me voy a estancar? ¿Cómo podré atender a mi hijo si tengo que estar en el trabajo ocho horas al día? Y todas estas dudas aparecen junto con las emociones tan fuertes y los cambios físicos y biológicos propios del embarazo.

En los 25 años que llevo trabajando con organizaciones y profesionales, la maternidad es algo que ha aparecido varias veces entre mis clientes, y tuve el honor de ser testigo de transformaciones que surgieron a partir de un embarazo. En todos los casos, el hecho de convertirse en madres no hizo a las mujeres menos productivas, sino que fue una oportunidad para revisar prioridades e incorporar una nueva perspectiva que impulsó transformaciones muy valiosas.

La maternidad, un motor para el cambio

Un caso que aparece con frecuencia es el de la mujer empresaria, gerente o líder que se entera que va a ser madre. Viene construyendo una carrera con éxito, le encanta su trabajo y nunca se había tomado una pausa. De repente, además de sus tareas habituales, tiene que ocuparse de muchas otras cosas: la familia, las nuevas rutinas, el cuidado de los niños, etc.

Si esta mujer planifica todo este proceso de transición, puede encontrar soluciones a muchas de sus inquietudes y atravesarlo con menos incertidumbre: fortalecer a su equipo para que las cosas funcionen en su ausencia, buscar formas de liderar a la distancia pero a la vez seguir acompañando, delegar tareas, organizar su estructura familiar, crear un sistema de apoyo entre sus afectos, prever nuevos gastos en su vida cotidiana, entre muchas otras cosas que le permitirán sentirse más segura al momento de recibir a su hijo y, luego, al momento de regresar al trabajo.

Otro caso que suele aparecer es el de la mujer que, a partir de este nuevo rol, decide hacer un cambio radical. Al verse o imaginarse como madre, se mira de otra forma y se da cuenta de que su trabajo actual no está alineado con el estilo de vida que quiere tener. Se esforzó por muchos años para llegar a donde está y, aunque algunas cosas no le cerraban, no se había ni siquiera planteado la posibilidad de desarrollarse profesionalmente con otro formato.

En estos años, acompañé a muchas mujeres que decidieron renunciar a sus trabajos en relación de dependencia para crear sus propios negocios de forma independiente y así tener mayor libertad y flexibilidad para estar más cerca de sus niños. Muchas veces la maternidad es un motor para este cambio, porque invita a repensar el vínculo con el trabajo y a qué dedicamos tantas horas del día. Las que toman esta decisión, diseñan el futuro que quieren y accionan para hacerlo posible, alcanzan una satisfacción personal muy grande, que va más allá del “tiempo ganado” para maternar.

En ambos ejemplos, la maternidad significó para estas mujeres tener que mirarse y autoliderarse para lograr lo que querían. En un caso, aprender a delegar, a creer y crear una red de contención que siga funcionando más allá de ella, a fortalecer a su equipo y contenerlo de una forma diferente. En el otro, cambiar de trabajo, incorporar nuevos aprendizajes, asesorarse para emprender y hacerse cargo de esa decisión.

De manera diferente en cada una, hubo un cambio de perspectiva que las invitó a tener más en cuenta sus propias preferencias y deseos, desafiando creencias que las limitaban y repensando el significado del “éxito” laboral. El desafío es entender que tenemos la capacidad y la libertad de crear una realidad diferente, con otros paradigmas y otras respuestas que antes, tal vez, no estaban a la vista, y guiarnos por nuestros propios valores, no los impuestos por la sociedad o por otras personas.

Lo que me resulta alucinante es el “efecto cascada” que se produce, porque la transformación es sistémica. Si bien estas mujeres son las principales beneficiarias del cambio que encarnan, se produce un impacto en todas sus relaciones: con sus parejas, padres, hijos, compañeros, jefes o equipos. Todos se benefician de los aprendizajes de las líderes.

Es natural que, con un embarazo, aparezcan muchas dudas y temores sobre cómo vamos a desarrollarnos laboralmente siendo madres. Lo importante es que esos sentimientos no sean paralizantes, sino un motor para mirarnos con nuevos ojos y conectar con el deseo de la vida que queremos, sabiendo que existen alternativas. A partir de ahí, solo resta planificar y accionar para hacerla posible, incorporando las habilidades y herramientas que necesitamos, y acompañar estos procesos de transformación es lo que más me apasiona de ser coach profesional.

(*) Senior Coach Ontológico Profesional especialista en Liderazgo.

Dejá tu comentario

Te puede interesar