Comentarios políticos de este fin de semana
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Diputados del PRO presionan por una nueva salida dentro del Gobierno
«La Nación».
«Clarín».
Como sus otros colegas en el digno oficio de escribir columnas dominicales de análisis político, Van der Kooy mira por el ojo de la cerradura lo que pudieron decir Néstor y Cristina de Kirchner cuando se despertaron después de la noche triste del miércoles. «Un hermoso sinvergüenza», es la frase que recoge de boca presidencial sobre Julio Cobos.
A propósito de esa calificación, el columnista cuenta que desde que asumió, Cobos fue recibido una sola vez por Kirchner, y eso gracias a una gestión de Alberto Fernández. ¿Cómo podía -especula el monopólico columnista- esperar el matrimonio algún gesto de lealtad y afecto del vicepresidente?
Por esa misma distancia, ningún hombre del gobierno tenía a nadie de confianza para hacer una gestión sobre Cobos en los minutos previos a la votación en el Senado, oficios que quedaron circunscritos a José Pampuro (que secunda al mendocino en el Congreso) y al senador santacruceño Nicolás Fernández (un íntimo de los Kirchner). Es decir, en manos de dos hombres de los cuales el vicepresidente tiene todo el derecho de desconfiar. Cobos, cuenta Van der Kooy, prefirió discutir su decisión con un cura en un viaje que hizo por San Nicolás.
El tema alimenta mucho la especulación, que el columnista le traslada al lector: ¿podrá la UCR renacer de la mano de Cobos? ¿Habrá cambio de gabinete?, con lo cual el aporte es más bien magro.
MORALES SOLA, JOAQUIN.
«La Nación».
A este columnista le va mejor que a sus colegas en su penetración del hermético círculo del gobierno, en la búsqueda de juicios y testimonios sobre su fracaso en el Congreso con el proyecto de retenciones móviles. Confirma así el adelanto de este diario de que Cristina de Kirchner estuvo renunciada al cargo de presidente de la Nación, por influencia de su esposo, el jueves a la mañana.
Esa noticia, que el gobierno se preocupó de hacer trascender, buscó seguramente promover el clamor de los adictos para retener al matrimonio en Olivos. No ocurrió; fue más eficaz el concurso de algunos ministros que lograron, en metáfora impecable de Morales Solá, que «los ajuares volvieran al guardarropas». ¿Qué imagina este columnista que llevan los Kirchner en sus valijas?
Con la misma fuente que emplea Horacio Verbitsky en «Página/12», relata que Cobos llamó a Alberto Fernández el jueves a la madrugada para anunciarle que votaría contra el proyecto del gobierno porque en su despacho estaban sus hijos y le dijeron, como el senador Ernesto Sanz, que si votaba a favor nunca volvería a caminar por la provincia que gobernó y quiere volver a gobernar.
Agrega Morales Solá otro dato espeluznante: el catamarqueño Emilio Rached no le adelantó a nadie que votaría en contra de las retenciones móviles, salvo a un «pobre taxista». También escudriña en la intimidad de algunos senadores, como Carlos Reutemann, quien le habría advertido al gobierno que puede volver a ser derrotado en el Congreso si, por ejemplo, manda «cualquier cosa» en el proyecto de ley de radiodifusión que piensa enviar. ¿Qué es «cualquier cosa»?
Deberían aclararlo Reutemann y el columnista, para que sus seguidores tomen cuenta de qué les gusta y qué no en materia de ley de medios.
VERBITSKY, HORACIO.
«Página/12».
Se entera tarde -lo adelantó este diario hace varias semanas- del proyecto oficial de reclamarles a los exportadores por retenciones por ventas que debieron pagar, pero eludieron amparados en la ley de granos, que les permitía vender a futuro sus productos. Reflotar este tema viejo es una manera de minimizar el resultado de la votación del Senado que sepultó el proyecto de retenciones móviles del gobierno.
Se permite el columnista también algunas críticas al gobierno que quiere defender, hasta el extremo de deformar su rol de peronista como contrapoder y hacer la vocería del poder hacia la sociedad. Esta deformación, claro, lo obliga a algunos ocultamientos, como cuando dice que el gobierno se enfrenta con los «intereses económicos más poderosos», cuando en realidad el gobierno ha cerrado acuerdos con esos intereses, representados por el círculo de empresarios que rodea a los presidentes Kirchner. Entre las críticas, menciona la misma Resolución 125, el desinterés en el tema de los legisladores del oficialismo que destrataron a funcionarios que hablaron con ellos para llevarles argumentos para el debate. Vaticina que habrá cambios de gabinete, pero no por ahora, salvo el relevo de Javier de Urquiza, secretario de Agricultura, por el titular del INTA, Carlos Cheppi. Guillermo Moreno y Ricardo Jaime, cree, se sostienen en sus cargos por la virulencia de las críticas de algunos medios y de la UIA, que obligan a los Kirchner a mantenerlos, so riesgo de que los consideren un gobierno blando.
Como en todas las películas americanas, cualquiera sea el asunto, en las notas de Verbitsky siempre hay una trama policial, aunque fuera tenue o lateral. Esta vez, aporta prontuarios de varios senadores como productores agropecuarios, algo que (cree) los hubiera debido inhibir al opinar sobre el proyecto de retenciones móviles. Es el argumento que repitió Cristina de Kirchner el viernes en la sesión de terapia con los bloques adictos del Congreso. Con ese criterio, los legisladores deberían ser hombres sin profesión ni actividades de ningún tipo, porque, de lo contrario, no podrían votar con independencia.
Se ríe con agria ironía, además de los dirigentes del campo, cuyos abogados dejaron caer los plazos para reclamar por retenciones mal pagadas y lo sepulta, de paso, a Miguel Pichetto por lo que cree fue una intervención nefasta en el debate final en el Senado.
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