D'Elía sueña con una CGT propia, pero de piqueteros
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La hoja de ruta, hacia la CGT piquetera, tiene un horizonte puntual: el lanzamiento el 4 de noviembre próximo, en un estadio de fútbol. Dicen que pueden reunir, en una ceremonia iniciática, a 40 mil militantes aportados por las 18 tribus que, por ahora, forman la simbólica CMP.
La fecha no es azarosa: supone un homenaje porque en esa fecha de 2005 se realizó la contracumbre, en Mar del Plata, en que «frenamos a Bush y al ALCA», le gusta decir a D'Elía. El piquetero fue, por entonces, uno de los motores de la oposición a la Cumbre de las Américas.
El diseño del matancero busca, a simple vista, darles organicidad e institucionalidad a los movimientos sociales que aparecen difusos, sin pertenencia directa ni contención, en el universo K. Unos armaron partidos; otros, como el Movimiento-Evita, se integraron al PJ. De todos modos, en el armado inicial que expone D'Elía no están algunas de las tribus más poderosas de la galaxia piquetera: ni Libres del Sur de Humberto Tumini ni el Evita de Emilio Pérsico, por caso. Tampoco el Frente Transversal de Edgardo Depetri. Desfilan por la CMP organizaciones de otros orígenes. A la FTV y Octubres se suma la 8 de Octubre -derivación del MTD Aníbal Verón-, Segundo Centenario -escisión de la FTV-, Peronismo Militante, el FOS de Feliciano Fernández y, entre otros, el MTL, rama piquetera del PC.
Detalle: el MTL, que hace tiempo sufrió una diáspora cuando se retiró el hoy kirchnerizado Alberto «Beto» Ibarra, en las últimas horas crujió con otra fractura, entre este caso entre la facción de «Chapu» Urreli, que integrará la CMP, y la que ordena Carlos Chile.
Ambas, sin embargo, siguen tributando al PC de Patricio Echegaray, que mantiene un buen trato con D'Elía y podría, eventualmente, derivar en una aventura electoral compartida. En rigor, la CMP aparece primero como central territorial pero no se descarta como marca política.
El jefe de la FTV ya mira a 2009 donde, no sin bronca, advierte que la Casa Rosada no pagará los servicios que prestó en los días agitados de los cacerolazos. Ayer, de hecho, apeló el procesamiento por la trompada que le pegó a un manifestante que lo agredía verbalmente.
No sólo eso: Kirchner, recostado en el PJ, parece haber dejado de lado a sus antiguos aliados callejeros. Lo sabe Pérsico que suplica, por estas horas, que le reserven algún lugar en la cúpula del peronismo de Buenos Aires. También Tumini que, sin velos,apuesta a Martín Sabbatella.
D'Elía promete organicidad para evitar dispersiones y olvidos por parte de la Casa Rosada. No deja, sin embargo, de inyectar una dosis de tensión a la CTA de Hugo Yasky, de cuya conducción fue desplazado el año pasado por la avanzada de Víctor De Gennaro.
En cierto modo, la CMP amaga con explorar un terreno donde la CTA pudo ser única protagonista: concentrar a grupos de cooperativas, organizaciones territoriales y grupos piqueteros. D'Elía dice que la central paralela se olvidó de esos sectores. Ahora va por ellos.
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