26 de enero 2024 - 00:00

Gobierno, en modo autosabotaje: cómo crear la tormenta perfecta

Existe confirmación por parte de varios diputados que hubo cambios en el dictamen acordado en una redacción paralela al Congreso, en un departamento de Recoleta. Es un escándalo en ciernes que puede derivar en algún tipo de denuncia.

Javier MIlei. 

Javier MIlei. 

El Gobierno está convencido de que solo es cuestión de tiempo para que el capítulo judicial termine y que su mega DNU esté en plena operatividad para su plan de reformas. Tácitamente, cree que la Corte Suprema le dará la razón en todo su contenido, incluyendo el tramo laboral que ya fue declarado nulo en primera instancia. Esa certeza fue abiertamente expuesta en la reunión que mantuvieron Luis Caputo y Federico Sturzenegger con representantes de empresas, cámaras agrarias, de industrias y de servicios, ayer en Casa Rosada. Lo ven como un trance que será superado, no sin pedir explícito apoyo empresarial tanto para el decreto como para la “ley ómnibus”, como relataron dos asistentes al encuentro frente a Ámbito. Pese a algunos reclamos, los invitados solo se llevaron como conclusión que no había margen para más cambios en retenciones y que se proponían revisar desregulaciones tales como las de las tasas de tarjeta de crédito o los intereses aumentados por AFIP. Lo cierto es que alguien le vendió a Javier Milei que ya tendría para este fin de semana media sanción al proyecto “Bases”. Tampoco nadie había anticipado todos los tropezones que tuvo el DNU.

La noche del dictamen en Diputados puede marcar una bisagra. Existe confirmación por parte de varios diputados que hubo cambios en el texto acordado en una redacción paralela al Congreso, en un departamento de Recoleta. Hubo asistentes que cruzaron el umbral y se percataron del peligro que implicaba. Dieron media vuelta y (para peor) comenzaron a contarlo. Es un escándalo en ciernes que puede derivar en algún tipo de denuncia penal en las próximas horas. Esas cuestiones se saben cómo comienzan, pero no como terminan en el principado de Comodoro Py, ávido de saborear el primer insumo que el Gobierno libertario les ofrece. Las condiciones meteorológicas para una tormenta perfecta en febrero comienzan a configurarse para el oficialismo y con un Presidente cuyo reflejo ante la adversidad es recostarse en el ala más dura de su esquema de poder. Definiciones por el DNU y por el Congreso pueden concurrir y transformarse en un asunto de gobernabilidad.

En el medio, aparecen algunos señuelos como el provocador llamado del procurador Rodolfo Barra para que se discuta la derogación de la Ley del Aborto; o en otro extremo, la creación de una “fiscalía especial para investigar la corrupción de los funcionarios públicos”, anunciada por la vocería pero con extremas similitudes con la actual Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA), con décadas de existencia, una amplia experiencia, y un objeto similar. ¿Cuál sería la diferencia? Que la iniciativa presentada al procurador Eduardo Casal y efectivamente proyectada por el Ministerio de Justicia incluye iniciar investigaciones sobre los miembros del Congreso, algo que la PIA tiene vedado.

Imposible no asociar la idea a las diatribas de libertarios contra los legisladores que retacean votos para le Ley. La pregunta es si los tuitazos de Caputo, las amenazas de desfinanciar a gobernadores (que se cobraron la primera víctima con Guillermo Ferraro por haberlo filtrado) y los desmanejos con los dictámenes no terminan siendo un auto sabotaje que aleja a Mieli de su ansiada ley. Hay un problema adicional: hay dos exigencias que exceden al oficialismo y que fueron pactadas para tener el apoyo del FMI al programa de gobierno. Obtener u$s4 mil millones de ahorro entre la recaudación por retenciones y el planchazo a la fórmula jubilatoria. Son los dos ejes medulares de la Ley que son innegociables para el Ejecutivo, precisamente porque garantizan el repago al Fondo. Si esos puntos no son aprobados, los compromisos pueden quedar en letra muerta. Eso es mucho peor que la filtración mediática de una bravuconada, pero explican el clima de paranoia.

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