27 de diciembre 2002 - 00:00

Ibarra se sueña socio ya de Duhalde y Kirchner

Aníbal Ibarra anticipó ya una fecha para definir cómo y con quién peleará por su reelección como jefe de Gobierno de la Capital Federal. «Será en marzo», explicó a este diario, con un argumento de quien está esperando los movimientos del otro para definir los propios. La jugada que Ibarra mira de reojo está focalizada en la Casa Rosada. Lo anima la buena relación que mantiene con Eduardo Duhalde y el ejercicio de seducción que el presidente designado despliega sobre Néstor Kirchner.

El frentista sueña aún con un frente electoral de centroizquierda, en el cual incluía a Elisa Carrió, hasta que la chaqueña fue más que explícita al referirse a que no hará ninguna alianza con Ibarra. Ahora le queda el gobernador de Santa Cruz, con quien comulga parte de la tropa residual del Frente Grande en la provincia de Buenos Aires, y al que ya adhirieron otros candidatos a jefe de Gobierno, como el alicaído Rafael Bielsa y el empacado Gustavo Béliz.

«Si Kirchner termina como candidato de Duhalde, Ibarra es seguro que cierre filas allí»
, aseguran en el entorno de radicales dispuestos a seguir al jefe de Gobierno con cualquier cóctel político que ensaye.

El propio Ibarra es quien está más a la expectativa de esa alianza, que para él tiene un escollo inevitable: Béliz.

«Con él, no»
, asegura el mandatario de Capital para mencionar a quien ha decidido elevar su perfil de campaña con una denuncia judicial contra el frentista. Esa actitud, incluso, desató ira dentro del kirchnerismo-frepasismo. De esa tropa, salió al cruce de Béliz el bonaerense Eduardo Sigal, neodefensor ibarrista. El tono contra el cuasi senador (pelea la banca contra Alfredo Bravo en la Justicia) presagia una expulsión que beneficiaría a Ibarra.

• Expectativa

Sin embargo, esa especulación no termina en dirigente de un partido vecinal como Béliz. Ibarra mira, además, el desarrollo de la interna peronista y la fecha de realización de las elecciones presidenciales. Por eso en marzo, no sólo definirá quién lo acompaña en la fórmula reeleccionista sino también cuándo se votará en la Capital Federal. El jefe porteño había decidido anticipar esas urnas en marzo, luego dejó trascender que la fecha será en julio, aunque las autoridades y la totalidad de los legisladores asuman en diciembre. Para asegurar el calendario, Ibarra espera una confirmación contundente de las elecciones presidenciales y comenzó a estirar los plazos de las propias con la excusa de sancionar una reforma política antes de votar.

Audaces, desde el
kirchnerismo y desde el ibarrismo se animaban ayer a diseñar bole-tas electorales. La más sorpre-siva sindicaba a Kirchner con Daniel Scioli (por ahora candidato a jefe de Gobierno porteño) como vicepresidente, mientras que el postulante a la Capital Federal de esa coalición, que apadrinaría Du halde, sería Ibarra. Lo más curioso de la movida fue la sonrisa que desplegó el frentista ante esa posibilidad. «Hasta ahí, compro», aseguran que dijo Ibarra, mientras que admitió tener «buena relación con Duhalde y también con radicales», que no son precisamente la porción de UCR más duhaldista, sino el terragnismo.

Desde la bochornosa interna de ese partido,
Ibarra se siente aliviado: la compulsa no le eleva el precio al radicalismo, exigente en la Capital Federal, sino que lo mantiene a un costado de las decisiones. Lo que más preocupa a los arquitectos de un nuevo frente electoral es si al sumar a Ibarra, bastará con su identidad o decididamente éste deberá mejorar su gestión para una reconquista de votos, en la que le viene sacando ventaja Mauricio Macri.

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