4 de junio 2002 - 00:00

"Los argentinos son una manga de ladrones, del primero al último"

Furia y vergüenza desataron en el gobierno argentino las duras declaraciones del mandatario uruguayo Jorge Batlle, quien habló de una fuerte corrupción en el país y señaló que Eduardo Duhalde es un presidente débil y sin rumbo. Por no hablar de las reacciones en el palacio político, el Congreso, donde se escandalizaron mucho más con esos dichos sobre la corrupción. La Cancillería citó al embajador uruguayo, Alberto Volonté, y exigió explicaciones diplomáticas para lo que no merece ninguna explicación ya que, por otra parte, Batlle manifestó lo que piensa una gran parte del pueblo argentino. Aun así, el escándalo parecía de envergadura y se inscribe en el cuadro de la ruptura (Uruguay ya rompió hace poco con Cuba), pues no resulta habitual que un presidente se exprese en esos términos procaces sobre una nación vecina (y que se supone amiga). El uruguayo ha utilizado la diplomacia muchas veces habitual en Fidel Castro -quien hasta reconocía públicamente que enviaba ayuda y hombres para voltear a otros gobiernos- y que nunca escandalizó demasiado. Por otra parte, el mismo Batlle era un hombre -sobre todo de joven- que cada tanto profería expresiones de duro y polémico tono, estilo que modificó pues lo alejaba de la Presidencia. Ahora, ya en el gobierno, recupera esa ironía y descarnada prosa que lo caracterizaba entonces, sobre todo en una tertulia agresiva con un periodista sin saber que lo estaban grabando. Vale señalar, sin embargo, alguna confesión de otro eminente mandatario uruguayo -en su momento, de máxima confianza del propio Batlle-, quien en una reflexión off the record con periodistas de este diario (casi semejante a la nota ahora divulgada por «Bloomberg») estimó que en el Uruguay se lamentaba no tener una dirigencia sindical como la Argentina, ya que por su naturaleza corrupta ésta negociaba los paros mientras la oriental, ideologizada, siempre se oponía a cualquier medida que no respondiera a las pautas políticas de la izquierda. Bueno, se le preguntó, eso significa que en el Uruguay no hay posibilidades de gente corrupta. A lo que respondió con un gracejo característico: ocurre que somos un país chico, sin grandes negocios ni licitaciones importantes, razón por la cual nadie o casi nadie quiere ensuciarse por nimiedades. Singular interpretación sobre la honestidad humana, no sólo argentina o uruguaya. El gran drama del gobierno Duhalde es que, a pesar de que le gustaría agrandar esta diferencia con Batlle, sabe que al margen de los reparos diplomáticos y los excesos verbales y no frecuentes del presidente vecino, sus palabras tienen una vigencia demoledora y cuesta defender lo que no es defendible.

El presidente Batlle, se retractó en declaraciones ante la prensa, de sus duros dichos sobre la Argentina.
El presidente Batlle, se retractó en declaraciones ante la prensa, de sus duros dichos sobre la Argentina.
Montevideo - En controvertidas declaraciones que causaron fuerte irritación destinadas a diferenciar a su país de la Argentina, el presidente del Uruguay, Jorge Batlle, acusó a los argentinos en declaraciones conocidas ayer de ser una «manga de ladrones, desde el primero hasta el último» y agregó que el presidente Eduardo Duhalde «no tiene fuerza política» y «no sabe a dónde va».

«¿Sabe cómo se manejan las cosas en la Argentina? ¿Sabe la clase de volumen y magnitud de corrupción que hay en la Argentina?», interrogó Batlle, golpeando la mesa durante la polémica entrevista concedida a Bloomberg TV. «No compare a la Argentina con el Uruguay, ¿o usted es un ignorante absoluto de la realidad argentina y de la realidad uruguaya?»

Según aclaró más tarde, el mandatario uruguayo creyó que sus declaraciones correspondían a una «conversación privada» y que la entrevista ya había concluido.

«Arregle sus problemas en la Argentina y no se meta con el Uruguay. Somos dos países diferentes», le espetó a uno de los periodistas que lo interrogaban.

Uruguay, cuya economía de u$s 20.000 millones ha dependido de la Argentina para casi un quinto de sus exportaciones y alrededor de la mitad de su actividad turística, es el país que más se ha visto afectado por la crisis económica y financiera de su vecino.

• Calificación

Batlle, que mantuvo una entrevista de una hora de duración en su oficina presidencial en Montevideo, culpó a la Argentina por el hecho de que el Uruguay haya perdido su calificación crediticia de grado de inversión y por vaciar casi un quinto de los depósitos bancarios de su país y 40 por ciento de sus reservas.

«En 2001 la situación argentina era de los argentinos, con los problemas de los argentinos. Una manga de ladrones desde el primero hasta el último», gritó Batlle del otro lado de la mesa de conferencias que usa como escritorio. En ese punto recordó las declaraciones del hoy senador Luis Barrionuevo, quien en su momento declaró que «tenemos que dejar de robar dos años».

Aunque no lo señaló explícitamente y se refirió a «los argentinos», en el contexto de la entre-vista la calificación de «manga de ladrones» pareció referirse a la dirigencia política.

«La Argentina no es el ombligo del mundo. No hay nadie en el mundo que necesite de la Argentina para vivir, son los argentinos que precisan de la Argentina para vivir», señaló.

«Cómo voy a hacer yo para resolver un problema como presidente del Uruguay cuando tengo un grandote allá que devalúa (Brasil) y otro acá que devalúa (la Argentina). Eso tiene sentido, pero no me pregunte a mí qué es lo que va a pasar en el Uruguay porque la Argentina es así».

El presidente de Uruguay, elegido en 1999, hizo un llamado a los argentinos a asumir la «responsabilidad» de su colapso financiero y señaló que nadie los obliga a acudir al Fondo Monetario Internacional, pero que si lo hacen deben cumplir con sus condiciones.

• Repetido

«¿Sabe cuántas crisis de ésta he visto en la Argentina? En 1990 tuvimos que aplicar el mismo ajuste fiscal cuando el señor Alfonsín, gran genio de la política y de las finanzas, hizo la hiperinflación y se tuvo que ir antes de su término. En 1995, cuando vino Erman González con los BONEX y con los bonos, tuvimos que dictar la misma ley que dictamos el martes. Esto yo ya lo vi tres veces en los últimos diez años. Si la habré visto con Perón también, la misma crisis. O sea, esto de la Argentina lo vi 18 veces. Ahora esta última es mucho más grande que todas las anteriores juntas y, por lo tanto, nos pegó más fuerte. Pero somos un país diferente, siempre hemos sido un país diferente. ¿Sabe cómo lo llamaban, cuando yo era más chico, al peso argentino? Peso papel. ¿Sabe cómo lo llamaban al peso uruguayo (los argentinos)? Peso oro.»

«Es la tragedia de los argentinos. Los argentinos se la pasan preguntándose quién es el culpable de no ayudarlos.Y no se dan cuenta de que se tienen que ayudar a sí mismos. No se dan cuenta de que el idioma que hablan no existe más en el mundo.»


Batlle dijo además tener poca fe en que el presidente Eduardo Duhalde tenga la habilidad política o el apoyo como para reconstruir el sistema bancario de su país, sacar a la economía de la recesión y empezar a crear empleos para los argentinos.

«No le puedo plantear a Duhalde nada. No tiene fuerza política, no tiene respaldo, no sabe a dónde va. ¿Cómo lo voy a molestar a Duhalde con este tipo de planteo? ¿Cómo voy a molestar a un ciudadano que llegó por casualidad y que se va no se sabe si esta semana que viene o en el mes de marzo? ¿Sabe quién va a ser el próximo presidente de la Argentina? (...) Carlos Saúl Menem. Porque la desesperación en la Argentina y la angustia en la Argentina es de tal magnitud y naturaleza, que ¿a quién quieren que voten? ¿A Reutemann quieren que voten?»


La cesación de pagos de bonos del gobierno por u$s 95.000 millones en que cayó la Argentina, los retiros masivos de los depósitos bancarios y la devaluación de su moneda empujaron al Uruguay más profundamente en la recesión.

«Internacionalmente, todo el mundo está de acuerdo en que el Uruguay es un caso de contagio», dijo Arturo Porzecanski, un uruguayo que encabeza las investigaciones sobre mercados emergentes en ABN AMRO en Nueva York.

En 2000, los argentinos compraron 18 por ciento de las exportaciones del Uruguay, que sumaron $ 2.300 millones, y representaron alrededor de la mitad de los 2 millones de turistas que visitaron el país, gastando $ 713 millones allí.

La parte argentina de las exportaciones uruguayas cayó a 5,4 por ciento durante los primeros cuatro meses de este año. Se prevé que el ingreso turístico caiga a $ 450 millones en 2002, dijo Isaac Alfie, asesor jefe del Ministerio de Economía y Finanzas.

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