22 de mayo 2008 - 00:00

Oposición quiere ahora la ley de medios que prometió kirchnerismo

Julio Bárbaro
Julio Bárbaro
La oposición ya encontró un nuevo campo de batalla para incomodar al gobierno. Desde esta semana tanto el radicalismo como la Coalición Cívica comenzaron a exigir que se apure el tratamiento de la reforma a la Ley de Radiodifusión y hasta quieren abrir el debate en las Comisiones de Comunicación del Senado y de Diputados. El pedido no es inocente: comenzó casi al mismo tiempo que las tapas del monopolio «Clarín» dejaron de ser irritantes para Cristina de Kirchner en su pelea con el campo. El giro del Grupo fue tan evidente como la desaceleración que se vio en el oficialismo para debatir las reformas al sistema de radiodifusión, que hasta pocos días antes se publicitaban como imprescindibles para la supervivencia de la democracia. Con la misma velocidad desaparecieron los carteles con la leyenda «Todo negativo», con que La Cámpora -la Juventud del PJ que anima Máximo Kirchner- y los afiches contra el Grupo que se vieron en las calles porteñas.

Ese cambio de actitud -en ambos bandos- coincidió con dos reuniones que tuvo el director del Grupo «Clarín», Jorge Rendo, con Alberto Fernández y el intendente de Tigre, Sergio Massa. Desde ese momento «Clarín» no fue más «golpista» y la Ley de Radiodifusión Observatorio de Medios incluidodejó de ser prioridad. «Hay que actuar con responsabilidad porque es un tema importante», comenzó a escucharse en el kirchnerismo.

  • En el camino

  • Por ahora, entonces, quedan en el camino las ilusiones de la CGT de subirse a la ley para conseguir frecuencias de radio y canal propias en todo el país como lo pidió Hugo Moyano, un reclamo al que se sumó también la CTA. También de Hebe de Bonafini que hizo de la reforma a esa ley una bandera de batalla que utiliza cada jueves en la Plaza de Mayo. La jefa de Madres llegó a firmar un documento junto con otras asociaciones donde se exige una Ley de Radiodifusión democrática a diferencia de la actual que fue sancionada durante la última dictadura. Ese pedido avalado por 1.000 firmas le fue entregado a Oscar Parrilli y Enrique Albistur, corrió al mismo tiempo que Bonafini destruía semanalmente a Julio Bárbaro que luego terminó renunciando a presidir el COMFER.

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