25 de septiembre 2008 - 00:00

En Aruba hacen de la hospitalidad un arte

En Aruba hacen de la hospitalidad un arte
Situada frente a la costa de Venezuela, Aruba, una de las más bellas islas caribeñas, es fácil de conocer y amar. Con una superficie de 180 kilómetros cuadrados y una población de poco más de cien mil habitantes, la más pequeña isla del grupo de las llamadas ABC (Aruba, Bonaire y Curazao) recibe al visitante con un benigno clima, tan perfecto que no existe en el idioma nativo, el papiamento, palabra para definirlo.
Debajo de la zona de huracanes, con 27 hoteles de lujo (las principales cadenas están presentes) próximos al aeropuerto internacional Reina Beatriz y a su capital Oranjestad, y siendo uno de los destinos top del Caribe, la renovación de dichas cadenas no cesa.
Sólo como ejemplo, el Aruba Marriott Resort and Stellaris Casino invirtió cuarenta millones de dólares para convertir al octavo piso en el Tradewinds Club, un sofisticado hotel boutique con atención personalizada y servicios exclusivos.
La temporada alta abarca desde el 15 de diciembre al 15 de abril con valores que pueden variar hasta cuarenta por ciento entre baja y alta. Navidad es la época de mayores reservas y costos.
La costa sudoeste, donde están instalados los hoteles, está bordeada por una playa de once kilómetros de arena blanca y mar tranquilo, mientras que la costa noroeste es agreste y escarpada con acantilados y pronunciado oleaje.

Alternativas
En Aruba las alternativas para la práctica de deportes acuáticos y subacuáticos parecen no tener límite. Windsurf, kitesurf, parasailing, pesca en alta mar, buceo (con importantes naufragios), snorkel y snuba (snorkeling + scuba) junto con el submarino Atlantis, que se sumerge a una profundidad de más de cuatro metros brindando la oportunidad de apreciar naufragios entre brillantes arrecifes de coral y una abundante vida acuática, o el Sea Trek, un paseo por el fondo del mar sobre una pasarela a seis metros de profundidad, donde se puede alimentar a los peces observando los restos de un avión o un bus hundidos, son sólo una parte de la diversidad de opciones que el visitante deseará llevar a cabo.
Por tierra, safaris en jeeps, cuatriciclos y paseos en buses a cielo abierto, como la visita casi obligada al santuario de mariposas (Butterfly Farm) ofrecen otra visión de la isla. Su variedad de restoranes internacionales, once casinos, la posibilidad de jugar al golf o al tenis
demuestran que Aruba no sólo es playa.
De noche hay algo para cada uno, desde aquellos que luego de una jornada dedicada a solearse o a practicar deportes deciden descansar, a quienes se dejan llevar por el gusto de bailar.
Algunos que eligen la salsa y el merengue van a Mambo Jambo, Choose-A-Name o Café Bahía. Si les gusta la música tecno van a Muzika y La Fiesta. Y si quieren tener todo eso bajo un solo techo van a Carlos and Charlie's. Para quienes eligen relajarse y disfrutar de música en vivo están Chaos, Scandals, Garuffa, el recientemente inaugurado Soprano's o uno de los muchos bares que se encuentran en los centros vacacionales.

Un copetin de historia

Junto a Bonaire y Curazao fueron consideradas por los españoles, quienes las descubrieron, islas inútiles. El mínimo interés demostrado hizo que los indios arahuacos retomaran el control, pero finalmente los holandeses en 1636 tomaron posesión de Aruba y sus vecinos. Aunque se difundió el mito de que había oro y finalmente a comienzos del siglo XI el oro fue descubierto cuando la mina ya no era rentable, las plantaciones de aloe florecieron y luego fue la refinería de petróleo la que se convirtió en el mayor empleador de la isla hasta 1985 (ver detalles en recuadro). Hoy en día la industria del turismo es la más prominente y la isla ha desarrollado un plan para expandir y realzar la infraestructura de sus atracciones.

A esta isla se regresa

Además de sol y arena, la tendencia actual hacia vacaciones activas que brinda Aruba hace que cuente con el mayor número de visitantes reincidentes en el Caribe (50 por ciento). Con tantas opciones disponibles se puede practicar su actividad favorita o simplemente darse el lujo de no hacer absolutamente nada.
Elegir entre la tranquilidad de un relajante spa o disfrutar de su atrapante vida nocturna puede tornarse en la mayor preocupación de un día de vacaciones. Aunque bien se pueden seleccionar ambas opciones. Todo es posible.
El mejor momento para visitar Aruba es cualquier momento. Usted decide.

Algunos datos esenciales

El pintoresco papiamento y el holandés son los idiomas oficiales, pero tanto el inglés como el español son ampliamente utilizados.
Desde la Argentina se llega por Avianca con escala en Bogotá, Colombia, y próximamente vía Panamá. Cualquier mes del año es recomendable para viajar por sus cálidas temperaturas, sólo es necesario el pasaporte; la moneda es el florín (1,75/1,80 = u$s 1) y la cordialidad y hospitalidad de los arubianos son la mejor recepción.

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