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Hermanos de sangre

Parecidos: Albert, izquierda, y Allen codirigieron, pero sus gustos difieren
(TIME) -- No es ninguna sorpresa que últimamente los cinéfilos se vuelquen al escapismo. Si así siguen las cosas, el filme From Hell (Desde el infierno) que se estrenará esta semana tendrá un efecto medicinal. Pero de algo recetado por el Dr. Jekyll, porque From Hell es la última versión hollywoodense que se centra en la búsqueda de Jack el Destripador. La protagonizan Johnny Depp en el papel de un policía victoriano adicto al opio, y Heather Graham como una de las prostitutas que el asesino sicópata acecha en el barrio de Whitechapel, en los bajos fondos londinenses de 1888. Huelga decir que la película es muy violenta, pero su giro más inesperado es que fue dirigida por los gemelos Allen y Albert Hughes, de 29 años, hasta ahora conocidos por sus lúgubres dramas urbanos cuya acción transcurre en Los Angeles, en la época actual. From Hell se presentó el mes pasado en el Festival de Cine de Toronto, y dividió a la crítica. Sin embargo, es innegable que se trata de un muy estilizado ejercicio de cielos enrojecidos, romance desenfrenado y sueños de opio violentos y visionarios, además de un ambicioso paso adelante de los hermanos Hughes.
A decir verdad, las películas de los hermanos Hughes siempre han conmocionado al público. No terminaron de estudiar la secundaria, y aprendieron el oficio del cine en los videos de música. En 1993 asombraron a Hollywood con Infierno en Los Angeles, que trata sobre un joven negro en libertad condicional y que fue un éxito de crítica y de taquilla. En 1995 retomaron el tema con el ambicioso filme Dinero para quemar, esta vez sobre un veterano negro de la guerra de Vietnam que vuelve a una vida de crimen en su barrio natal. En 1999 rodaron el controvertido documental American Pimp (Proxeneta americano), una visión sin remilgos del mundo de los hombres que viven de la prostitución de las mujeres, y que visten vistosos accesorios de oro y se desplazan en enormes Cadillacs.
From Hell difiere de la obra anterior de los Hughes por su presupuesto de 35 millones de dólares, su cambio radical de escenarios y su elenco, que es totalmente blanco. Sin embargo, tiene características que son inequívocamente propias: abundan las prostitutas, y hasta los hombres más rectos son seducidos por las drogas. Johnny Depp resuelve los crímenes mediante exuberantes sueños de opio, que además permiten a los hermanos hacer alarde de sus técnicas visuales. "Fue una forma interesante de mostrar lo que sucede en su mente", explica Allen. ("No es ningún secreto que fumamos marihuana", afirma Albert, que la considera "una ayudita para la creatividad").
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