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CGT cierra año en paz con Macri y en deuda con los trabajadores
• LOS DIRIGENTES CREEN HABER SIDO GARANTES DE LA PAZ SOCIAL Y ALIADOS DEL GOBIERNO AL EVITAR PAROS
El jueves hará la última reunión de su Consejo Directivo en 2016. Celebrará fortaleza del triunvirato y habrá quejas de ocasión por Ganancias y bono.
Además, a todos esos gremios, agrupados en la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), el Ejecutivo les prometió exenciones puntuales para el futuro esquema de Ganancias. Mañana los ministros de Transporte, Guillermo Dietrich, y de Trabajo, Jorge Triaca, volverán a verse con los principales dirigentes de la CATT para pulir esos beneficios: hasta la semana pasada, cuando tenía chances de prosperar el proyecto oficial de reforma del tributo, el compromiso era eximir los viáticos en esos sindicatos del pago del tributo; esta semana analizarán cómo compensarlos.
También explica la buena predisposición hacia el Ejecutivo la cesión sin precedentes de fondos retenidos para las obras sociales. Los más de 30 mil millones del Fondo Solidario de Redistribución (FSR) volverán en su totalidad al circuito de las entidades de salud de los sindicatos luego de años en que el kirchnerismo apenas dejó gotear esa canilla lo justo para impedir quebrantos.
Como parte del entendimiento CGT-Gobierno hubo espacio para que ambos actores cobijaran a un sector de los movimientos sociales. Organizaciones como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, Movimiento Evita, Barrios de Pie y Corriente Clasista y Combativa canjearon paz social por un lugar permanente en la mesa de diálogo con los funcionarios y un reconocimiento institucional de la central obrera. Esa alianza inédita dará a luz una obra social para sectores populares.
Las concesiones puntuales bastaron hasta ahora para sostener la promesa de colaboración con la gobernabilidad, incluso con un apoyo explícito a la reforma de la ley de riesgos del trabajo que promueve el Gobierno con visos de inconstitucionalidad por incluir, una vez más, obstáculos para el acceso a la vía judicial para el trabajador accidentado.
En ese contexto ningún gremialista avizora discursos confrontativos en el Consejo Directivo del jueves. Apenas habrá margen para expresar preocupación por los despidos -siguen en varias actividades a pesar del compromiso asumido por el G-6 en representación de las cámaras empresariales más grandes- y por la interferencia del Gobierno en negociaciones salariales como la de la Asociación Bancaria. Por lo demás, para muchos será el último acto de 2016.
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