1 de diciembre 2022 - 00:00

Con una leve aceleración, el ritmo de crawling peg le vuelve a ganar a la inflación en noviembre

El tipo de cambio oficial avanzó 6,6% a lo largo del mes y habría sido el tercero consecutivo en el que equipara o supera al IPC. Para los analistas, el Banco Central sostendrá el actual esquema de depreciación gradual.

La divisa estadounidense: regente de la balanza comercial 

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El Banco Central volvió a acelerar levemente el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial en noviembre. Así, sostuvo el esquema de depreciación gradual para evitar que se profundice la pérdida de competitividad acumulada y que el tipo de cambio real multilateral se aleje aún más del nivel acordado con el Fondo Monetario Internacional. La suba acumulada en noviembre fue del 6,6% y, de confirmarse las estimaciones privadas de inflación, sería el tercer mes consecutivo en equiparar o superar al IPC.

La depreciación gradual que sostuvo la autoridad monetaria llevó al ritmo de crawling peg a pasar del 2,2% en enero al 2,3% en febrero, al 3,3% en marzo, al 4% en abril, al 4,2% en mayo y junio, al 4,8% en julio y al 5,7% en agosto. En estos meses, corrió por detrás de la inflación. Esta dinámica cambió en septiembre, que con un ritmo de depreciación del 6,2% equiparó al IPC por primera vez desde enero de 2021, y en octubre, que con una depreciación del 6,4%, superó levemente a la inflación (6,3%). Para noviembre, las estimaciones privadas ubican la inflación en torno al 6% y el Gobierno confía en perforar ese piso.

Con este cambio de tendencia, la autoridad monetaria evita profundizar la pérdida de competitividad que comenzó a presentar desde mediados de abril en adelante, ante un contexto internacional de fortalecimiento del dólar a nivel global, que depreció las monedas de sus principales socios comerciales, y una fuerte aceleración inflacionaria a nivel local.

En el acuerdo con el FMI el Gobierno se comprometió sostener el tipo de cambio real multilateral en el nivel de diciembre de 2021 (102,5 puntos). Actualmente, el indicador, que compara la competitividad del peso con las monedas de los principales socios comerciales del país, está en 91,9 puntos, es decir 10,6 puntos por debajo de lo acordado.

Andrés Reschini, analista en F2 Soluciones Financieras, señaló: “Puede recuperar algo de competitividad acelerando el tipo de cambio oficial por encima del IPC, pero creo que el tema central es que está muy lejos del valor de mercado porque hay muchos pesos que nadie demanda y un altísimo grado de desconfianza. Y mientras tengamos brecha alta, este esquema va a seguir autogenerando escasez de dólares”.

Julián Grancharoff, economista del OCEPP, remarcó que “Argentina se encuentra enmarcada en un acuerdo con el FMI que impide atrasar el tipo de cambio real”. “Si bien ya ha quedado comprobado que existe cierta flexibilidad, hay metas de tipo de cambio real y de acumulación de reservas que deben ser tenidas en cuenta. En este sentido, para fines de año las reservas netas deberían alcanzar los u$s6.500 millones, por lo que no hay margen para volver a atrasar el tipo de cambio. Así, el BCRA debería acelerar el ritmo de depreciación para recuperar los niveles de enero y, a su vez, tendría sentido que intenten acelerarlo en estos meses en vistas a tener margen para atrasarlo de cara a las elecciones del año próximo”.

Dólar soja y alivio

Para los analistas, la implementación del dólar soja II alivia de mayores presiones devaluatorias a la autoridad monetaria por la fuerte acumulación de reservas que dicho programa permite. De esta forma, el BCRA logró comprar en las primeras dos jornadas de implementación del programa u$s314 millones, revirtiendo la tendencia vendedora de noviembre.

“Este pseudo desdoblamiento cambiario ha sido la estrategia utilizada para evitar acelerar el crawling peg y un salto discreto del tipo de cambio oficial, del cual tanto (Sergio) Massa como (Gabriel) Rubinstein se han expresado en contra. Así, el escenario más probable es el de mantener el crawling peg en estos niveles, más dólares diferenciales como el dólar soja y mayores restricciones al acceso de las divisas para importación y turismo, sobre todo de cara al próximo trimestre que luce muy complicado en el frente externo. De todas formas, también hay que monitorear de cerca la evolución de los pasivos en pesos del BCRA, que pueden generar presiones adicionales sobre la brecha y, en consecuencia, sobre el mercado cambiario oficial”, destacó Grancharoff.

Por su parte, Reschini advirtió: “El dólar soja hace que se adelanten exportaciones a cambio de una mayor emisión de pesos que pasan a manos de los productores, y luego, si se repite la misma dinámica que en dólar soja de septiembre, pasan a engrosar los pasivos remunerados del BCRA. Aumentan las reservas de las que el BCRA puede disponer, pero más adelante no vamos a contar con esos dólares que se adelantaron y vamos a tener un BCRA con un pasivo en pesos mayor, pagando tasas que hoy están por encima del 100% TEA. Es una medida con la que ganan algo de tiempo, pero a costa de un problema mayor para más adelante”.

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