Argentina logró arañar el título
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No podemos decir que no duele haberse quedado en ese suplementario tramposo en la final con Yugoslavia (84-77 luego de un empate en 71 donde cometieron un evidente foul a Sconochini que le restó posibilidades), pero este equipo de «notables» también les había ganado a las estadísticas hace ya dos partidos. Habrá que señalar los objetivos: primero, entrar entre los 6 primeros, el único puesto de vanguardia logrado en el '67 después del Mundial del '50; luego, escalar en busca de una medalla (por lo que había que entrar entre los cuatro primeros), más tarde, había que dar otro envión para entrar en la final y para eso había que ganarle al duro equipo de Alemania (3º).
No se puede cerrar la nota sin hacer mención a estos jugadores de altísimo nivel que dieron todo (más allá de su gran jerarquía internacional) por traer siempre algo más. Tal vez, el abanderado sea Emanuel Ginóbili, que jugó parte de la final en una pierna tras el esguince sufrido ante Alemania, luego de volar alto como sin duda lo hará en la NBA, pero no se podrá soslayar la importancia que tuvieron Pepe Sánchez en la precisión de su juego de armado, la potencia de Montecchia para ponerse el equipo al hombro cuando las cosas no salían, y otra forma de juego y la misma potencia con Lucas Victoriano, cuando había que salir con una base sólida y eficaz.
Debajo del tablero ofensivo realizaron -a su vezun gran trabajo Fabricio Oberto, Rubén Wolkowiski y Luis Scola. Complementando o dando forma en el marcador a un trabajo que salía desde la línea de base hacia adelante. Para completar habría que hacer una mención a Leo Gutiérrez y Gabriel Fernández, dos jugadores que esperaron pacientemente turno en el banco y tal vez por desconocido, cuando ingresaron, no sólo no desentonaron sino que aportaron algo de lo que saben y pueden.
Sería impropio no señalar el trabajo que provino desde la base técnica. La cabeza visible fue Rubén Magnano, pero detrás Tolcachier y Duró fueron pilares de este gigantesco equipo que llegó a cumbres (a priori) tal vez impensadas, pero que sin dudas le darán un nuevo impulso a este basquetbol que de la mano de León Najnudel tomó cuerpo y forma y hoy se puso el frac de subcampeón con el rótulo de «dream team», porque el sueño fue cumplido y con creces.
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