Mirando lo ocurrido durante los tres primeros días de la semana (cuando los principales índices accionarios apenas si se movieron), pocos hubieran pensado que viernes contra viernes el S&P 500 ganaría 1,5% (llegando al máximo en tres años y haciendo de noviembre el mes de mayor suba en lo que va de 2004) o que por primera vez desde junio el Dow quedaría del lado ganador para lo que va del año, con lo cual finalmente los tres indicadores más importantes del mercado se ubican del segmento ganador. Dejando de lado 4% que perdió el precio del petróleo, la intrascendente suba de tasas por la Fed y la contrapuesta suba del oro al máximo en seis años (u$s 439,1 por onza) y la baja del dólar a u$s 1,2978 por euro, lo cierto es que no se puede identificar ninguna noticia relevante como la impulsora de lo que muchos estiman es un rally de aquí a fin de año. La apuesta es entonces a que los balances de Wal-Mart, J.C. Penny, Gap, Home Depot y Disney que se difunden en los próximos días ratificarán los datos sobre las ventas minoristas que conocimos el viernes, demostrando que los norteamericanos han adelantando los gastos de la próxima temporada navideña, lo que sobre alimentaría el tradicional "rally de Navidad". Si bien no hay unanimidad en esto, lo cierto es que los más de 1.500 millones de papeles negociados en el NYSE y los más de 2.000 millones que se operaron en el NASDAQ en la última rueda sugieren mucho más que la suba de 0,66% del Promedio Industrial (quedó en 10.539,01 puntos) que es cuando menos el interés de los inversores parece estar expandiéndose.
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