26 de enero 2021 - 00:00

El dilema de BlackRock: defensa o rebeldía

Larry Fink, CEO del fondo de inversiones Black Rock.

Larry Fink, CEO del fondo de inversiones Black Rock.

AFP

BlackRock recordará por décadas (y no para bien), todo este tiempo que le tocó vivir con la Argentina. Luego de haber protagonizado en 2020 la larga reestructuración de la deuda argentina emitida bajo legislación internacional (con resultado agridulce, más agrio que dulce); ahora tiene otro serio problema. Tiene en su cartera deuda emitida por YPF, pero también acciones de la petrolera argentina de bandera. Está hoy presionado por dos fondos colegas (Ashmore y Fidelity), para enfrentarse directamente con la empresa para conseguir mejores condiciones en la oferta de reestructuración de la deuda que lanzó el ya ex presidente de la compañía Guillermo Nielsen. Sin embargo, el fondo de inversión de Larry Fink también tiene una porción importante de las acciones de la petrolera, y si prosperara esa presión para trabar la reestructuración de los pasivos; perdería más dinero con la desvalorización de ese porcentaje de propiedad.

BlackRock pose el 5,67% del paquete, con 9,77 millones de acciones en su poder. Ingresó en la petrolera como socio privado en los ‘90, como parte de su alianza global con Repsol y permaneció inmutable sin defender a los españoles (sólo negocios, nada personal), durante el conflicto por la renacionalización de la petrolera por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2012. En esos días, BlackRock decidió retirar su alianza estratégica con Repsol en la petrolera, luego de una conversación directa y sincera mantenida con el CEO designado, Miguel Galuccio. El buen diálogo se mantiene hasta estos días. De hecho, Galuccio fue uno de los pocos que pudo demostrar tener línea directa con el propio Fink, a quien intentó convencer de aceptar alguna de las ofertas que venía proponiendo Martín Guzmán durante el proceso de reestructuración de la deuda privada bajo legislación internacional. No tuvo éxito, pero demostró ser el único argentino que, en serio, era atendido por la dirección de BlackRock y escuchado en sus argumentos. Incluso en varios puntos, logró que Fink aceptara treguas financieras que no presionaran más al país y empeoraran las condiciones de negociaciones. Debido a esta relación directa con el ex Ceo de YPF, y hoy conductor de una exitosa empresa de servicios del sector (Vista Oil & Gas), BlackRock mantuvo siempre su permanencia en YPF y aceptó participar en todas las colocaciones de deuda que realizó la compañía, incluyendo los títulos que ahora entraron en renegociación. BlackRock también mantuvo, y mantiene, una posición amistosa y colaborativa en el juicio que el fondo buitre de origen inglés Burford inició por la manera en que se encaró la renacionalización de YPF en 2012; ofreciendo, incluso, la colaboración de sus abogados si se necesitara. Los mismos que luego intervinieron en la negociación de la deuda del 2020. El interés aquí es simple de explicar: si Argentina pierde el caso, las acciones de la petrolera se verían afectadas, y, en consecuencia, perdería dinero. Lo mismo que sucedería si las presiones de los acreedores de la petrolera tuvieran efectos concretos, trabando el proceso de reestructuración.

Ahí BlackRock tiene un problema importante. Los fondos Ashmore y Fidelity ya contrataron al estudio de abogados Dechert LLP (experto mundial en este tipo de litigios); cuyos profesionales vienen reclutando tenedores de la deuda por unos u$s6.300 millones que YPF quiere reestructurar; de los cuales unos u$s413 millones deben liquidarse en marzo. Luego de ese compromiso, el panorama estará despejado hasta el 2021, con lo que, cumplido el pago, habría tiempos para negociar. BlackRock, con apuestas más o menos públicas, es un aliado necesario y casi imprescindible para el país. Es un socio de la Argentina tanto en la economía financiera como en la real. Además de sus u$s3.000 millones en deuda en vías de reestructuración, el fondo más grande del mundo tiene una presencia fuerte en la tenencia de acciones de empresas argentinas tanto con cotizaciones en la Bolsa local como en las ADR que cotizan en Nueva York. Es accionista en Coca Cola, Bayer, Apple, Microsoft, Telefónica o Procter & Gamble (entre muchas otras) y mantienen participación local en varias de las empresas más representativas como Mercado Libre, Tenaris, Grupo Galicia, Banco Macro, Telecom, Pampa Energía, TGN, Arcos Dorados y Adecoagro.

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