• Resultó abundante en acuerdos y anuncios la visita de Cristina de Kirchner a Brasil. • De arranque, lo positivo es que el encuentro haya sido sin el infaltable Hugo Chávez. • En realidad, su ausencia se debe a un pedido de Lula, agotado de cumbres tripartitas poco útiles con proyectos utópicos como gasoductos del Sur y tren Caracas-Buenos Aires. • Ayer, se acordó reemplazar el dólar por el uso del peso y el real para el comercio bilateral. • Es de dudosa utilización, pero si se hace y se extiende a otras áreas, marcará inevitablemente la preeminencia de la moneda brasileña. • Se cerró, además, otro tratadopara que la Argentina fabrique más de 130 buques para Petrobras, el comienzo de las obras para una represa binacional, préstamos del BANDES para exportar fuera del Mercosur, la casi segura adopción del régimen de TV digital japonés para ambos países y el intercambio de información sobre uranio enriquecido. • También que Embraer use parte de la fábrica militar de Córdoba y que el gobierno le compre aviones para Aerolíneas Argentinas. • Casi todos los acuerdos fueron puestos en la agenda por Brasil y forman parte de la estrategia continental que tiene Lula.
Lula da Silva y Cristina de Kirchner ayer, en el Palacio del Planalto, desplegaron una intensa actividad y avanzaron en proyectos bilaterales.
Desde octubre, los bancos centrales de la Argentina y Brasil permitirán que se utilice el peso y el real para las operaciones bilaterales de comercio exterior, en reemplazo del dólar norteamericano. Así se acordó ayer en Brasilia entre los presidentes Cristina de Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva, al presentar en el Palacio del Planalto el acuerdo entre ambos bancos centrales, firmado por Martín Redrado y su par brasileño, Henrique Meirelles.
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Por ahora, se trata de una medida poco trascendente, más allá del anuncio. Sin embargo, con esta decisión, los dos países podrían haber dado ayer el primer paso, según la propia definición de Lula, para instrumentar en el futuro una moneda común para el Mercosur. Para que esto pueda ser cierto, se necesitaría que ambos gobiernos coordinen su proceso inflacionario. En el caso argentino, debería comenzar por reconocerlo.
La explicación para la implementación de la medida es que el aumento del intercambio entre los dos mercados se ve dificultado por el aumento de los costos de las operaciones en dólares, y que la decisión apunta a disminuir los gastos cambiarios. En esta línea, en los fundamentos del acuerdo, se hace referencia a que «resulta necesario propiciar el desarrollo de instrumentos financieros de bajo costo para las transacciones entre el peso argentino y el real brasileño».
Además, dentro de las cláusulas del acuerdo, se afirma que «los costos de transacción de las operaciones tradicionalmente cursadas en dólares estadounidenses y las dificultades de comercializar en monedas locales pueden desanimar a las pequeñas y medianas empresas de ambos países a operar en comercio exterior».
Según el texto, el flujo comercial entre las partes y de éstas con el Mercosur es «relevante» y precisa, además, que «la creación de un sistema de pagos bilateral en monedas locales serviría como antecedente para una eventual implementación posterior con los demás países del bloque». Se sostiene, además, que «un sistema de este tipo permitiría familiarizar a los agentes económicos con las monedas locales del otro país, avanzar en el proceso de integración y fortalecer vínculos existentes entre las instituciones signatarias aumentando la liquidez y eficiencia del mercado de cambios peso/real».
Esquema
El régimen que se aplicaría desde octubre tendría el siguiente esquema:
A través de este sistema, se compensarán diariamente los saldos unilaterales que registren las cuentas de cada banco central originados en los pagos de operaciones entre personas físicas o jurídicas, residentes, domiciliadas o con sede en los respectivos países, admitidas para canalización por el convenio.
Los bancos centrales convienen en adoptar, en el ámbito de su jurisdicción, las medidas necesarias para aplicar a los pagos que se cursen por medio del mecanismo, un tratamiento no menos favorable que el que otorguen a transacciones iguales con terceros países.
Las controversias entre importadores y exportadores «serán resueltas directamente entre ellas no asumiendo los bancos centrales responsabilidad alguna por las divergencias o daños que originaran tales controversias.
El banco central que desee suspender temporariamente el funcionamiento del sistema deberá comunicar por escrito al otro su decisión, antes del inicio del horario para el intercambio de archivos que contienen las operaciones, debiendo estimar, en cuanto sea posible, el tiempo de duración de la suspensión.
El convenio entrará en vigor al momento de la firma del Reglamento Operativo y su duración será indefinida.
Este sistema resultaría, según el Central, favorable para las operaciones de las pequeñas y medianas empresas de ambos estados, que en teoría podrían reducir sus costos operativos al comercializar entre los dos mercados en monedas locales. En el caso de los grandes exportadores, tanto argentinos como brasileños tienen sus propios mecanismos monetarios y contables con sus propios esquemas de costos, con lo que un régimen de este tipo resulta importante.
En el caso de las pymes, el Central deberá trabajar para que los costos no se trasladen de los bancos a sus clientes.
El sistema sirve, además, mientras rijan en los dos mercados controles de cambios y restricciones para las entradas y salidas de dólares. Si, por el contrario, existieran regímenes de libertad para las operaciones con moneda norteamericana, sería difícil encontrar conveniencia para trabajar con monedas locales.
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