Una medida que comenzará a regir el año próximo podría frenar las exportaciones de carne y generar sobreabundancia de terneros en el mercado interno. Esto aseguraría una oferta de carne como para mantener estables los precios del producto en las góndolas.
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En su intención por mantener bajo el precio de la carne, especialmente en 2007 por ser un año electoral, el gobierno nacional tiene un as en la manga: la trazabilidad. Es un sistema de identificación del ganado, en este caso, que permite conocer el origen del animal desde su nacimiento hasta que se transforma en un corte de carne. La Unión Europea lo exige (junto con el etiquetado de alimentos) en su mecanismo de control de calidad y sanidad.
La Argentina, por resolución de la Secretaría de Agricultura, decidió implementar la trazabilidad (que en un inicio se realiza con la aplicación de « caravanas» en las orejas a los vacunos) en todos los terneros nacidos durante 2006. Estarán identificados, además de los campos, como ocurre hoy, los animales que ingresaron al sistema.
Actualmente existen alrededor de 3,5 millones de terneros --alrededor de 30% del stockcon trazabilidad, pero los productores sostienen que no podrán avanzar en el mecanismo como consecuencia de la crisis del sector ganadero.
Las negociaciones entre el gobierno y las entidades continúan, pero es poco probable que lleguen a buen puerto. «No habrá suficiente hacienda trazada para exportar y los animales provenientes de terneros no identificados se volcarán al mercado interno, generando una oferta superior a la actual», reconocía anoche un analista del sector de la carne.
Contundencia
«La ley es contundente, el que no tiene animales con trazabilidad no ingresa a la Unión Europea. Entonces el nuevo sistema será un techo para las exportaciones», reconocía un ganadero con volumen de animales habilitados.
Con la sequía que diezmó muchas explotaciones ganaderas, con mortandad de animales y vacas que no se reproducirán por la escasez de pasto por la falta de lluvias, y la baja de precios del ganado, que constituye un desincentivo para los ganaderos, pocos creen que los ruralistas que no están insertos en el sistema decidan integrarse. «Se generarán claramente, como ocurre hoy, productores que deciden invertir y achicar sus márgenes para un negocio de largo plazo como la exportación y otros que directamente elegirán proveer al consumo interno y rechazarán el sistema de trazabilidad», se indica.
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