28 de agosto 2020 - 00:00

CGT-piqueteros: "Crecimiento sin ajuste" y apoyo por FMI

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Foto: Télam

La unidad de criterio que exhibieron ayer la CGT y parte de los movimientos sociales se cristalizó más con la impronta del sindicalismo tradicional que de la dirigencia piquetera: ambos reclamaron crecimiento y desarrollo económico sin ajuste ni pérdida de derechos laborales, abjuraron de planes y subsidios, y llamaron a la recuperación de la capacidad instalad de la producción, que en otras palabras fue un guiño a la burguesía local de la que un sector del oficialismo reniega. También respaldaron al Gobierno en la negociación ante el FMI. Fue durante el primer encuentro formal que los dos sectores comparten desde 2016 y que preanuncia una alianza de largo aliento.

Ayer en la sede del gremio de albañiles Uocra deliberaron por varias horas la “mesa chica” ampliada de la CGT y un conglomerado de organizaciones sociales afines al kirchnerismo entre las que figuraron la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Barrios de Pie, el Movimiento Evita y el Frente Darío Santillán. Como había adelantado este diario, el encuentro consagraría el veto de la central obrera a la CTA de los Trabajadores, que aspiraba a formar parte con esos sectores de una eventual multisectorial propositiva para las futuras mesas de negociación con el Gobierno. La reunión parte de reconocimientos mutuos: la cúpula de la CGT sabe que no le alcanza para agotar la representatividad de base y que desde hace mucho no ejerce a solas el monopolio de la protesta callejera, en tanto que los movimientos piqueteros que acudieron ayer al convite eligieron referenciarse en la central mayoritaria como faro para integrarse a los foros de debate con la administración de Alberto Fernández. De hecho la UTEP copió el modelo sindical de obra social y en el último tiempo buscó el cobijo del gremialismo tradicional para la reconversión de los planes sociales.

Participaron, Héctor Daer y Carlos Acuña, junto al dueño de casa, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez (estatales, UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Rodolfo Daer (Alimentación), Julio Piumato (judiciales), Jorge Sola (personal del seguro) y Carlos Sueiro (aduanas), entre otros. Por los movimientos sociales asistieron Esteban “Gringo” Castro (UTEP), Daniel Menéndez (Barrios de Pie), Fredy Mariño (CCC), Gildo Onorato (Movimiento Evita) y Dina Sánchez (Frente Darío Santillán).

Para la CGT el acercamiento a los movimientos sociales es otra oportunidad para tomar distancia de Roberto Lavagna, en quien personifican los intentos de imponer una flexibilización laboral dentro del universo de proximidades al Gobierno. También se lo asignan a una parte de la Iglesia católica junto a la CTA a través de un proyecto de generación de microemprendimientos desacoplados de la legislación laboral.

Se trata de un equilibrio delicado que obliga a la central mayoritaria a buscar aliados fuera de su estructura para fortalecerse ante Alberto Fernández y mostrarse como su respaldo de base más racional, y contrapesar a otras expresiones sindicales y políticas con las que rivalizan, que van desde Hugo Moyano y la propia CTA hasta La Cámpora.

En un comunicado que difundieron al término del encuentro los participantes destacaron la necesidad de “fortalecer la articulación solidaria ante la enorme crisis económica, laboral y social” derivada de la pandemia y para superar los efectos del modelo económico de Mauricio Macri. “La unidad de los trabajadores y trabajadoras fue el principal freno que tuvo el proyecto neoliberal para no consolidarse en el tiempo, por eso creemos sustancial nuestro aporte para proponer soluciones ante esta nueva crisis que vive nuestro pueblo”, añadieron. Y, tras apoyar las gestiones del Gobierno ante el Fondo Monetario advirtieron que los esfuerzos para honrar la deuda no deben realizarse con “las necesidades y derechos de los trabajadores argentinos como variable de ajuste”.

Los firmantes indicaron que la salida de la crisis “no puede ser sólo planes sociales y subsidios” sino que “debe ser un modelo sostenible laboral y de inclusión social, que encuentre en el trabajo con derechos el eje de la dignidad” del pueblo. También exigieron políticas “que promuevan y activen la capacidad instalada de nuestro aparato productivo con el objeto de recuperar la senda del crecimiento económico, la generación de empleo genuino, formal y decente y el fortalecimiento de los sistemas de seguridad social, inclusivos y universales”. En este punto, uno de los autores del documento lo tradujo para este diario: “con los buenos no nos alcanza. Lamentablemente la salida es con los malos también”, es decir los empresarios más vituperados por La Cámpora.

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