13 de enero 2022 - 00:00

Consumo: preocupa el impacto de la inflación, la falta de dólares y de financiamiento

El consumo privado, principal motor del PBI, podría verse resentido este año, según diversos analistas, por la suba de precios, la menor inyección fiscal y la caída del financiamiento.

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El consumo privado, principal motor del crecimiento por su peso en el PBI, continúa por debajo de la prepandemia y las estimaciones para 2022 no son optimistas, según los analistas económicos consultados por Ámbito.

Preocupa el aumento en la expectativa de inflación y la falta de dólares para crecer, y el impacto en el salario real. También consideran que puede impactar el menor empuje fiscal, para contener el déficit, y el bajo financiamiento, con mayores tasas de interés.

En la consultora C&T proyectan que el consumo privado cerrará en 2022 “apenas” por encima del crecimiento del PBI, que lo estiman entre 2,5 y 3%. El “punto clave” pasa por ver cómo va a terminar la carrera entre el salario y la inflación, explicó María Castiglioni, directora de C&T. “La gran complicación la plantea el escenario inflacionario, porque las paritarias pueden ayudar a un sector privado cada vez más acotado, pero después está el empleo informal y los independientes”, analizó.

Además, Castiglioni agregó que hay que mirar el impacto que pueda tener el objetivo de bajar el déficit fiscal: “Va a ser difícil ver políticas expansivas, y la reducción del déficit va a estar centrada en mayor carga tributaria”. De todos modos, la economista aseguró que la elevada inflación, también mantiene un sesgo al consumo: “Hay pocas opciones para ahorrar, y las tasas de interés siguen por debajo de la inflación”, analizó.

Con similares proyecciones, en Ecolatina estiman una recuperación del PBI del 2,2% para 2022, y un consumo privado apenas por encima, en 2,9% promedio anual. Sin embargo, así como el PBI ya recuperó lo perdido en la pandemia, el consumo privado, aun con el crecimiento 2022, “todavía se ubicaría por debajo de los niveles prepandemia, comparado con el cuarto trimestre 2019”, describió Agostina Myronec, analista de Ecolatina. Estima que la mejora del consumo se dará por arrastre, dada la mejora de la segunda parte del 2021.

Por su parte, la consultora Eco Go proyecta un 2022 con una contracción leve del consumo de las familias. “El ajuste en tarifas, en los combustibles y en el tipo de cambio van a provocar un deterioro en el consumo de las familias por el impacto en la masa salarial”, aseguró Sebastián Menescaldi, director de Eco Go. Según su análisis, la masa salarial se mantiene 10 puntos debajo de la prepandemia, pese a una mejora durante el segundo semestre del 2021.

El segundo motivo tiene que ver con las divisas: “La cantidad de dólares en la economía es baja, por lo que el crecimiento económico va a estar limitado, y con bajas reservas internacionales, el consumo se va a tener que aplacar”, afirmó Menescaldi. Por cada punto del PBI que el país busca crecer, necesitará u$s2.000 millones, por lo que el Gobierno necesitará al menos u$s8.000 millones para cumplir con el objetivo. “También el BCRA buscará acumular unos u$s3.000 millones en reservas”, agregó.

En la misma línea, Eva Sacco, integrante del centro CEPA, estimó que el 2021 podría cerrar con una mejora del consumo del 8%, “empujado por la reactivación y el rebote a la salida de la pandemia”, pero estimó un panorama “mucho más discreto” para 2022, por la “disponibilidad de dólares”. La investigadora detalló que por cada 1% que crece el PBI, las importaciones lo hacen hasta 2%, mientras que, si se afrontan los pagos al FMI, se necesitará hasta el 50% de los dólares de exportaciones: “Esto dejaría al país imposibilitado de crecer y con la obligación de implementar un ajuste”. Al mismo tiempo, consideró que para que el impulso a la demanda crezca sin estrangulamientos externo, el Gobierno tiene como herramienta dos “precios ancla”: estabilidad de tarifas y cotización del dólar que “ralenticen” la inflación.

Para la economista Ana Laura Jaruf se debería considerar una última variable: el financiamiento y la morosidad. Si bien consideró que el mayor impacto en el consumo se dará si hay una mejora en la producción que impacte en el empleo y el salario, destacó: “El menor financiamiento con tarjetas, las mayores tasas y el crecimiento de los créditos que dan plataformas como fintech pueden generar un aumento del consumo hoy, pero en el futuro una caída, porque las familias van a tener que limitar sus consumos para pagar deudas”. En 2021, la financiación con tarjetas de crédito cerró con una suba del 38,1%, por debajo de la inflación, mientras que las financiaciones con proveedores no financieros treparon un 17% a precios constantes, alcanzando a 6,6 millones de personas, con tasas promedio del 93%, contra el 53% del sistema bancario.

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