Cristina a Brasil: ¿dará explicación a Petrobras?
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Luiz Inácio Lula da Silva
Habrá luego algún tipo de reunión con políticos brasileños, en lo posible oficialistas y cercanos a Lula; y luego Cristina Fernández volverá al centro de la ciudad ideada y construida por el arquitecto Oscar Niemeyer.
Al atardecer de la capital del país vecino, y en el barrio de hoteles, está preparada una recepción para empresas brasileñas que hayan invertido en los últimos años en la Argentina. Ya está confirmada la presencia de la cúpula mayor de Camargo Correa, la cementera que en abril de 2005 compró Loma Negra a Amalia Lacroze de Fortabat en unos u$s 1.025 millones.
También participarán los directivos de Ambev, la cervecera más grande del mundo con capitales compartidos entre belgas y brasileños y que en la Argentina opera Quilmes (por la que pagaron en abril de 2006 unos u$s 1.200 millones) y Pepsi. También estarán presentes enviados a Brasilia de compañías como Oderbrecht (con problemas de sobreprecios en el Gasoducto del Sur), la aeronáutica Embraer, Marcopolo, la siderúrgica Grupo Gerdau, las automotrices Land Rover (que no tiene planta en la Argentina) y Honda (que prometió instalar una) y los bancos Do Brasil e Itaú.
Pero para este encuentro de la tarde de Brasilia se espera un plato fuerte especial. Del evento con empresarios participará la cúpula mayor de Petrobras, cuyos puestos directivos son ocupados por empresarios y políticos cercanos a Lula da Silva, quienes, por lo que se sabe en Buenos Aires, están molestos por la forma en que desde el gobierno argentino se trató el interés de la petrolera por adquirir Esso. En principio, según fuentes del gobierno del país vecino, Petrobras, que compró en 2002 Pecom Energía en unos u$s 1.077 millones, cuando deslizó su interés por adquirir las operaciones de la norteamericana en la Argentina esperaba cierto apoyo del gobierno de Kirchner. Suponían desde San Pablo (donde está la sede de Petrobras) que el aumento de las inversiones de la empresa sería algo ponderado y favorecido. Argumentaban para ello no sólo la inversión que se hizo en estos años en el país sino la posibilidad de que los capitales norteamericanos se transformaran en sudamericanos. No fue así. El lunes pasado, desde el Ministerio de Planificación de Julio de Vido quedó en claro que no hay interés en que la petrolera brasileña compre Esso, ya que el gobierno « espera que Petrobras cumpla con las inversiones en producción que ha comprometido en nuestro país».
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