Y así es la Bolsa. De venir cuerpo a tierra, en medio del lodo, arreglándose con víveres imprescindibles: a un estado de buenos momentos, con suministros de sobra. Llama la atención -en especial- el ingreso de órdenes en las últimas ruedas, capaces de barrer a la oferta y asegurar un resto de energía para colocar al Merval sobre los 1.400 puntos. Si bien esto estuvo dado en un período semanal, donde los mercados referentes recibieron también una buena inyección alcista -espectacular el Bovespa-, la reacción de la plaza local excedió cualquier atisbo de optimismo previo. Porque suponer que se iría a poder trabajar con $ 110 millones de efectivo en una sola rueda era como soñar despierto. Y es que no aparecían motivaciones para que se pudiera quebrar la monotonía que venía pegajosa, a lo largo de todo enero.
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Siempre queda picando la posibilidad del «algo» que obre en poder de unos cuantos, pero no en manos de la opinión pública general. Quitándole al Merval el seguro y gatillando demanda, para entonar a casi todo el panel de las principales. De la pasada semana quedó esa actuación conjunta de otros mercados, también el Dow, y que el nuestro haya actuado en tal corriente.
De aquello que venía aquejando a la plaza, igual la visibilidad prosigue corta, y la irrupción de capital fresco se presume que responde a la característica del dinámico, antes que al que hace posiciones largas.
No puede pretenderse esto, aunque alguna calificadora haya dejado trascender una rebaja que obraría después del canje, sobre nuestro riesgo-país. Sin tampoco poder entenderse de qué modo nos ubicarían al nivel de un Brasil, cuando la problemática que queda -aunque salga bien el canje- sigue resultando sumamente dificultosa. • También cuesta imaginar a inversores muy predispuestos, cuando se los está amenazando con quedarse con «bonos basura», si es que no toman la oferta: como si los anteriores, o los posteriores, no lo sigan siendo.Y cuando, con lo que se ha visto con los tres poderes del país, se sabe también que no hay independencia entre los mismos, y que toda orden vertical resultará respondida a satisfacción. Hay que seguir con pies de plomo, aunque se produzcan determinadas oleadas de órdenes, porque pueden responder a casos puntuales y que no impliquen una toma de posiciones en procura de un ciclo virtuoso. Sí es bueno que el volumen haya resurgido, con la extrema necesidad que se tenía de ello, y que tal volumen haya provenido de la demanda y no de la otra fuerza: resulta el mejor sedimento de la notable y sugestiva semana pasada. Esto obliga a prestarle atención nuevamente a un canal que parecía estar casi disecado, el de las acciones, y ya notando que febrero vino con otras inquietudes y no solamente el mantenerse vivo. Esto promete, y obliga a nuevas fases.
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