El Gobierno inició este lunes una estrategia no publicitada para asegurar que el dólar no alcance el techo de la banda cambiaria, fijado por encima de los $1.450.
Dólar, FMI y blindaje: Gobierno activa su plan de contención y la extraña confesión de Javier Milei en Olivos
La licitación y una eventual cláusula con el FMI que podría poner más presión a las tasas de interés.
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El Gobierno activa su plan para contener el dólar.
Este plan, diseñado desde el Palacio de Hacienda, se sustenta en dos ejes principales: por un lado, el compromiso del presidente Javier Milei, manifestado ante legisladores en la Quinta de Olivos el último martes, de proteger el límite superior de la banda cambiaria -eventualmente mediante la venta de dólares del Banco Central, obtenidos a través del reciente préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI)-; por el otro, la determinación del ministro de Economía, Luis Caputo, de evitar que el mercado ponga a prueba esta promesa, utilizando todos los instrumentos monetarios a su disposición.
La licitación de letras lanzada por el Tesoro, al margen del cronograma habitual, da el puntapié inicial a esta maniobra. Esta operación, que se lleva a cabo este lunes y que es exclusiva para bancos, ofrece una letra a la tasa variable TAMAR (que se ajusta por la tasa de interés de los plazos fijos mayoristas) con vencimiento el 28 de noviembre.
La inesperada promesa de Javier Milei con el dólar y la palabra de Ricardo Arriazu
En un encuentro realizado el martes por la noche en la Quinta de Olivos, Milei aseguró a los legisladores que hará “todo lo que sea necesario” para preservar el sistema de bandas cambiarias y evitar que un eventual desborde derive en alzas de precios. El presidente dejó trascender de forma implícita que el Banco Central intervendría vendiendo dólares si el tipo de cambio se acercara a $1.450, buscando consolidar el respaldo de los legisladores para sostener el plan económico frente al Congreso y la opinión pública.
En sintonía con esta confesión, en una charla reciente, el economista Ricardo Arriazu fue explícito sobre las prioridades del Gobierno: “El objetivo número uno del Gobierno es que no se le escape el dólar y, para mí, están cómodos entre $1.250 y $1.320. Van a hacer lo imposible para que el dólar no llegue al techo de la banda. Van a intervenir con cualquier cosa, con política monetaria y dólar futuro”.
Esta declaración reforzó la percepción de que el Ejecutivo está comprometido a mantener el tipo de cambio dentro de un rango controlado, utilizando herramientas múltiples para evitar que el mercado teste el límite superior de la banda. Milei garantizó que las reservas del Banco Central, provenientes del desembolso del FMI, se utilizarían para defender el techo cambiario. Sin embargo, Luis Caputo fue claro en su enfoque: “El dato es que no vamos a permitir pesos de más y tampoco vamos a comprar dólares en esta situación porque no queremos inyectar pesos”.
Así, en opinión de analistas consultados de la city, sería esperable que el Gobierno priorice la absorción de liquidez para evitar presiones sobre el tipo de cambio, lo que explicaría el énfasis en medidas monetarias como la licitación de hoy y el aumento de encajes bancarios, en lugar de intervenciones directas en el mercado cambiario. La liberación de liquidez generada por el desarme de instrumentos financieros habría creado un exceso de pesos que no fue absorbido por la demanda de crédito privado, debido a las restricciones impuestas por el cepo cambiario a las empresas.
En opinión de los expertos, este desajuste forzó al Tesoro a asumir un rol que habitualmente corresponde al Banco Central: administrar la liquidez de corto plazo. Como consecuencia, el Estado enfrenta tasas de interés más elevadas –alrededor de un 3,95% mensual en la última emisión de deuda en pesos, frente al 2,38% de instrumentos anteriores– y una presión financiera que, advierten, pone en riesgo la sostenibilidad fiscal.
No utilizar los dólares de las reservas, una promesa al FMI
La estrategia de Caputo parece responder a un compromiso implícito de evitar que el mercado pruebe la disposición del Banco Central a vender dólares. Una fuente familiarizada con las operaciones del Palacio de Hacienda, actualmente distanciada del equipo económico, sugiere la existencia de posibles condiciones no divulgadas en el acuerdo con el FMI. Estas cláusulas podrían restringir la libertad del Gobierno para vender reservas, lo que reforzaría la preferencia de Caputo por herramientas monetarias, como las operaciones en el mercado de futuros mencionadas por Arriazu, para mantener el tipo de cambio bajo control sin recurrir a las reservas. Este plan, aunque efectivo en el corto plazo, no está exento de riesgos.
La fuente consultada advierte que el Gobierno teme que una intervención directa en el mercado cambiario revele limitaciones en su compromiso con el FMI. Si el dólar se acerca al techo de la banda y el Banco Central no responde con la contundencia prometida, la credibilidad del programa económico podría resentirse. Este riesgo explica la cautela de Caputo, quien busca evitar cualquier inyección adicional de pesos que pueda alimentar la demanda de dólares. El contexto político añade una capa de complejidad.
Con elecciones legislativas en el horizonte, el Gobierno busca evitar cualquier señal de inestabilidad cambiaria que pueda generar incertidumbre. Las medidas recientes, como el ajuste de los encajes bancarios, reflejan una clara intención de impedir que el dólar alcance el techo de la banda, incluso cuando el impacto de la devaluación de julio (13%) en los precios fue moderado, con una inflación del 1,9%.
Esta cautela podría estar motivada por restricciones del FMI que no han sido sometidas al escrutinio legislativo. El Gobierno enfrenta un equilibrio delicado. Debe cumplir con las expectativas generadas por la promesa de Milei de defender el techo cambiario, mientras evita que el mercado descubra si está realmente dispuesto –o autorizado– a hacerlo. La falta de transparencia en el acuerdo con el FMI alimenta sospechas sobre condiciones no públicas que podrían limitar la capacidad de intervención del Banco Central. Mientras el Gobierno avanza con su plan reservado, el mercado permanece atento, esperando indicios que revelen si el compromiso de proteger el techo de la banda es tan firme como se anuncia o si oculta restricciones impuestas por el FMI.
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