Tras el comienzo de la “fase 2 de emisión cero” anunciada por el Gobierno, la falta de dólares continúa presentándose como el talón de Aquiles de programa económico y emerge como el principal factor de preocupación del mercado y los agentes económicos.
Dólar: la soja se hundió a su valor real más bajo desde 2006 y suma problemas en el frente de las reservas
La soja profundizó su caída en Chicago y se consolidó por debajo de u$s400. Quedan u$s13.000 millones por liquidar. Es el trimestre más complicado para las reservas y las últimas medidas refuerzan la preocupación por la falta de dólares.
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Mientras el equipo económico ingresa en el momento del año más desfavorable para el flujo de divisas plantado en un nivel del dólar oficial que el agro percibe como atrasado, se profundiza otro problema: el precio de la soja sigue en fuerte baja y suma más señales de alerta para las reservas. Javier Milei pidió paciencia, renovó promesas y la Rural lo bañó en aplausos, pero en el sector adelantan que los granos que aún permanecen en los silobolsas serán vendidos a cuentagotas.
En el mercado de Chicago, los contratos de futuros de soja a agosto cayeron 2,2% y la tonelada cerró a u$s387,55 por tonelada, ante una mejora en las perspectivas climáticas en las zonas de cultivos de EEUU. Lo cierto es que se trata de la continuidad de la tendencia declinante que arrastran la oleaginosa y sus derivados (harina, aceite, pellets) a lo largo del año.
Para dimensionar, el principal producto de exportación de Argentina acumula un derrumbe del 23% en 2024. Según cálculos de Salvador Vitelli, economista de Romano Group, con esta caída la soja vuelve a valores de 2006 medido en términos reales.
La tendencia declinante no hace más que sumar palos en la rueda al frente más sensible para los planes del Gobierno. Desalienta aún más a los productores a desprenderse de sus granos o fijar precio, al tiempo que por cada tonelada exportada ingresarán menos dólares.
Soja: liquidación "a cuentagotas"
Si bien la merma del ritmo de liquidación fue menos considerable en el agro que en el resto de los sectores exportadores durante un junio que arrojó el primer déficit del balance cambiario desde octubre de 2023, lo cierto es que aún queda mucha soja por venderse. La comercialización granaria en las últimas semanas estuvo más bien sostenida por la cosecha de maíz tardío, explican fuentes del sector.
En tanto, en los silobosas aún quedan unas 24 millones de toneladas de soja y hay más de 7 millones de toneladas de la oleaginosa ya entregadas pero con precio pendiente de fijación. Esto implica que el campo todavía guarda alrededor de u$s13.000 millones.
Este domingo, en la Rural, Milei les pidió paciencia a los ruralistas y echó por tierra las expectativas de un anuncio respecto de las retenciones. Dio un discurso ideológico, apeló a un modelo de país identificado con el modelo agroexportador de principios del siglo XX y les dijo que lo acompañen porque “solo hay dos caminos”. Si bien se fue bañado en aplausos, eso no significa que los dólares que Milei necesita para transitar los próximos meses vayan a aparecer: los productores esperan una mayor devaluación que el Gobierno descarta de plano y/o una baja de retenciones que el Presidente ya pateó para delante, a lo que se suma la profundización de la caída del precio de la soja.
Un informe de Dante Romano, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, plantea que “la soja que queda seguirá a resguardo esperando mejor relación insumo-producto y, si bien en maíz se muestran más propensos a vender, se ven atrasos de todas formas”. Y señala que eso sucederá incluso entre quienes se valoran que los últimos anuncios de intervención cambiaria redunden en una baja paulatina de la brecha: “Esto tampoco lleva a los productores a acelerar sus ventas”.
“Se va a liquidar a cuentagotas. Pese a que en el sector haya simpatía en lo político o en lo ideológico (con lo que dijo Milei), no hay confianza en lo económico. El que tiene reservas prefiere tenerlas en sus bolsones en el campo o en el silo y no en el sistema bancario, menos aún sabiendo que hay atraso cambiario. Varios de los actores de este Gobierno son del club del atraso cambiario”, aseguró Eduardo Buzzi, expresidente de la Federación Agraria, en diálogo con Radio 10.
Dólares, el talón de Aquiles
Lo cierto es que el Gobierno entró en la fase de “emisión cero” con reservas negativas en más de u$s4.000 millones. Y según dijeron Milei y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, prevén que se pierdan hasta u$s3.000 millones en los próximos meses, que siempre son los más desfavorables del año para el flujo de divisas. Este lunes, por caso, el BCRA vendió u$s124 millones.
En ese marco, las últimas medidas suman más presión a las reservas. Por un lado, la intervención en el CCL demandará desprenderse de alrededor de u$s1.800 millones, ya que el BCRA confirmó que se buscará esterilizar por esa vía los $2,4 billones que se emitieron después del 30 de abril por compra de divisas. También la compra anticipada por parte del Gobierno de u$s1.500 millones para asegurarles a los bonistas el pago de intereses en enero próximo. Por otro, la flexibilización del cepo cambiario anunciada la semana pasada (la primera significativa de la actual gestión), que acortó a la mitad el plazo de acceso al dólar oficial para el pago de la mayoría de las importaciones.
“Más allá de la señal positiva que se busca brindar respecto al levantamiento gradual de las restricciones cambiarias, lo cierto es que la medida vuelve a poner el énfasis en la principal incertidumbre del programa económico: la falta de dólares”, sostuvo un informe de la consultora Vectorial.
Con las pretendidas divisas de un eventual nuevo endeudamiento aprobado por el FMI se fueron alejando, el Gobierno apuesta al blanqueo como fuente más inmediata de la que espera conseguir cerca de u$s1.900 millones. Pero los números en el frente de las reservas no parecen cerrar y el mercado lo traduce en un riesgo país que se mantiene por encima de 1.550 puntos básicos.
“El cumplimiento de los compromisos externos, la baja de la inflación anclando el dólar y la normalización del régimen cambiario son todos objetivos de esta gestión, pero el mercado aún no termina de convencerse de que existan todas las divisas necesarias para cubrir esa variedad de fines y empieza a apostar cuál de ellos deberá resignar”, señala Vectorial. Y se pregunta si las posibles vías alternativas provisorias a las que pueda apelar el equipo económico para hacerse de dólares “permitirán ganar tiempo para algo más que extender y profundizar desequilibrios que luego sean más difíciles de reparar”.
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