A sólo algunas horas de las PASO, la protagonista inesperada -o no tanto- parece haber sido la tasa Leliq. De nuevo, ante un escenario internacional adverso y la creciente tensión financiera por la cercanía de las elecciones, la tasa de interés que maneja el Banco Central parece haberse convertido en el resorte clave.
Tasa Leliq en el cielo y dólar en el purgatorio: la receta del Banco Central para atravesar las PASO
Ante un escenario internacional adverso y la creciente tensión financiera por la cercanía de las elecciones, la tasa de interés que maneja el Banco Central parece haberse convertido en el resorte clave.
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En los últimos días, la suba de la tasa fue meteórica: pasó desde un mínimo de 58,7% a mediados de julio, a pagar ayer 62,73%. En rigor, esta semana la entidad que conduce Guido Sandleris debió esforzarse para alcanzar rápidamente esa marca ante las presiones dolarizadoras y las devaluaciones en la región que produjo el dólar fuerte de Donald Trump.
De fondo, la conclusión no se hace esperar. El mercado financiero argentino es el más vulnerable de la región. Así, en función de esa premisa, cobran relevancia las Letras de Liquidez que emite el Banco Central, Leliq, y compran el resto de los bancos.
Por un lado, hay que recordar que con la firma del segundo acuerdo con el FMI se estableció una cláusula de emisión monetaria cero hasta mediados de este año, que luegofue extendido hasta fin de 2019. El dato clave es que, con la alta inflación, congelar nominalmente la base monetaria equivale a un fuerte ajuste en términos reales. EL BCRA entiende que para conseguir esto último, es vital una tasa de interés alta que genere atractivo a las colocaciones en pesos, lo que a su vez eleva la tasa que pagan los plazos fijos. Si el sector privado incrementar sus depósitos, reduce la base monetaria y lo “ayuda” al BCRA.
Para el equipo de research de MT Capital, el BCRA busca un segundo objetivo: reducir la demanda de dólares. “El Gobierno sabe que si quiere tener aspiraciones electorales y, además, estabilizar el mercado financiero lo que debe hacer es supervisar el comportamiento de la demanda de dólares”, sostiene un informe de MT. “La suba del dólar tiende a generar mayor inflación y a la vez genera pérdida de poder adquisitivo, al tiempo que trae algo de tranquilidad de corto plazo al empresariado, por eso la tasa Leliq, en parte, ayuda a capear el escenario de incertidumbre”.
De todas maneras, a pesar de la fuerte suba de la tasa de interés, el dólar siguió escalando esta semana para llegar muy cerca de los $47, si bien hace unas horas, los analistas convocados por el Forecast LatinFocus proyectaron para fin de año un dólar a $49,83 y una inflación en 40,1%. Esa proyección está en línea con el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA para julio, donde encuestó a 51 consultoras y entidades financieras sobre sus estimaciones de dólar, inflación, tasa de Leliq y actividad económica. Ese trabajo pronosticó un dólar a $50 y un 40% de inflación para fin de año.
En la tendencia alcista que marca la tasa Leliq, aquellos que monitorean la economía real y albergan hipótesis de reactivación parecen entender que una tasa de interés que paga casi 30 puntos porcentuales reales (la tasa Leliq menos la inflación esperada por los analistas) es una muy mala noticia para el sector productivo, muy dañado en términos comparativos.
El dato clave es que en el Banco Central entienden que el camino para las próximas semanas es alcista. Es decir que, antes que intervenir en el mercado de contado o de futuros, la primera de las medidas de base es sostener la tasa en niveles elevados. Bajarla sería un error, piensan. Es que en los últimos días se sumaron nuevas presiones cambiarias y el escenario internacional, la pelea entre EEUU y China, prometen seguir elevando la aversión al riesgo.
Por otro lado, hacen el siguiente razonamiento: son muchos más los riesgos de bajar la tasa que los perjuicios de mantenerla elevada, visto ahora el estado de la economía, es decir, con una recesión que se mantiene en el tiempo. La desaceleración de la inflación (y el diferencial con la tasa de interés) los hace pensar que, quizás, en algunas semanas, eso puede llegar a tener un efecto benéfico en las colocaciones en pesos e incluso en cierto reacomodamiento del consumo.
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