Empresas financian a científicos para sustituir importados
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Se contactaron entonces con investigadores locales -de todas las ramas-con la idea de ensayar lo que Estados Unidos y varios países de Europa ya habían probado: utilizar recursos propios para abaratar precios.
En este momento, un estimativo de $ 4 millones en capitales de riesgo de empresas nacionales y alrededor de u$s 10,6 millones en fondos de inversión de argentinos en el extranjero formarían parte de una cartera de futuros y numerosos desarrollos que ahora están en una primera etapa de experimentación.
En un solo centro de investigación de la Universidad de Buenos Aires (UBA), más de 1.000 emprendimientos -que abarcan de la genómica (genes) y la mecánica hasta la paleontologíason trabajados a ritmos vertiginosos para poder aplicarlos a las más diversas industrias.
• Novedoso
Con sorpresa, Lino Barañao, secretario de Investigación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, recibió los pedidos. «Vinieron grandes empresas y también PyMEs para resolver el problema que tenían para sustituir importaciones. Lo novedoso es que los clientes son los que financiarán las investigaciones», aseguró en diálogo con Ambito Financiero.
Se desempolvaron hasta desarrollos de química orgánica de los '50 y '60, que hoy pueden tener un papel protagonista.
Se abrió un nuevo e importante mercado a raíz de la genómica en lo referido a nuevos fármacos (no terapias con genes).
La química fina ganó buen lugar en los pedidos empresarios. Se buscan productos de síntesis sofisticada que dan lugar a insumos terminados. Un caso es la producción de plásticos naturales a través del cultivo de determinado tipo de bacterias.
Los microorganismos (bacterias) también son demandados para la fabricación de medicamentos, biorremediación -recuperación de suelos-y hasta para la indumentaria, como ser la composición de la tela de jean.
Hay bacterias llamadas estremófilas que serán aplicadas en el rubro limpieza, porque permiten sacar manchas de grasa en frío.
Entre los principales inversionistas están los laboratorios.
• Urgencia agraria
«Se está trabajando en la proveeduría de drogas que antes se importaban, como antibióticos y síntesis de compuestos, que afectan la estructura de precios», explicó Barañao.
Otro sector apurado es el agro. Por eso se está analizando la aplicación de la ciclosporina y las feromonas (hormonas) para sustituir agroquímicos ahora dolarizados que se utilizan en el campo para combatir plagas.
Pablo Jacovkis, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, explicó a este diario que «aunque durante la convertibilidad ya tenía bastante impulso, creció la demanda de software (programas de computación) argentino».
Sin embargo, reconoció que no será posible el desarrollo competitivo en lo que a hardware (máquinas) respecta, salvo algunas piezas.
Hasta los museos generaron una demanda para los investigadores de paleontología. «Las muestras que se exhiben en los museos deben renovarse para que el turismo vuelva a visitarlos», explicó Jacovkis. Y, traer esas muestras de afuera del país implica una inversión ya dolarizada. Un desarrollo también destacado tiene que ver con la clonación. Barañao, el padre de Pampita, el primer ternero clonado de la Argentina, trabaja animales modificados genéticamente para la producción de medicamentos naturales en la leche, que servirá, entre otras cosas, para tratar el enanismo.
Hay desarrollos de alta aplicabilidad para los entrepreneurs que se están trabajando en conjunto con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Uno es el de Miguel Galvagno y Marcelo Cerdán, que tiene que ver con la provisión de insumos para la fabricación ca-sera de cerveza.
Además de los enumerados, existen miles de emprendimientos o inversiones de grandes firmas que son «confidenciales».
Las empresas apuestan a que estos desarrollos se lograrán en tiempo (determinados meses o años) y serán exitosos.
Corren el riesgo de repetir la experiencia del plan de Industria de Sustitución de Importaciones (ISI) que tuvo de los años '30 a los '70 como objetivo la creación de insumos con tecnología local. La ISI se basó en la sustitución de materia prima industrial liviana, pero no logró la elaboración de la pesada, que continuó dolarizada y elevando costos que finalmente se traducían en los precios por falta de competencia y la inflación interna.
Este modelo se produjo en un contexto diferente del actual y fracasó porque las economías no podían generar divisas. También porque las maquinarias para el proceso de industrialización quedaron rápidamente obsoletas.
El riesgo actual es planificar a largo plazo con inciertas perspectivas sobre el futuro del tipo de cambio.
• Respuestas
Además, las empresas encuentran a los científicos bien equipados porque el instrumental para transformar la ciencia «pura» (o de laboratorio) en lo que se llama «aplicada» fue adquirido durante la convertibilidad y ahora mantiene plena vigencia. «Lo que está sucediendo es algo coyuntural. Si se proveen insumos a empresas locales se soluciona un problema, pero no se cambia el perfil exportador», indicó Barañao.
Los científicos tienen sus resguardos. «Estamos en una primera etapa, en la que las empresas vinieron a pedir los sustitutos. Pero no vamos a quedarnos en desarrollar sólo estos pedidos. Nuestro plan es crear fuentes de trabajo», explicó el investigador.
Según Jacovkis, todavía «hace falta redescubrir la ciencia, no como algo alejado de la realidad sino como aplicable, tecnológico y sumamente rentable».
La ciencia, a diferencia de los distintos jugadores en un mercado, no brinda soluciones instantáneas. Seguramente no se verán los resultados de este proceso a corto plazo.
Son positivos el estímulo y las inversiones para desarrollar el potencial y aplicar el bien conseguido conocimiento local.
Serán exitosos siempre y cuando vayan acompañados de políticas de Estado que permitan al sector privado y a la ciencia planificar a largo plazo y el acceso a otros insumos que no puedan desarrollarse competitivamente en el país y que son fundamentales para el funcionamiento de la empresa.
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