Gremios quieren que Moyano firme la primera paritaria
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Néstor Kirchner
Además de la interna matrimonial, se aprovechan estos sindicalistas antimoyano de la obligación que tiene el gobierno de defenderlo al «Negro». Por menguado que sea su poder hoy, manejar camioneros y tener como socios a ferrocarriles y transportistas lo convierte en el peor enemigo de un gobierno. Se estará midiendo ya Kirchner los zapatos de otros gobiernos que cedieron antes ante gremios creyendo que los protegerían, para terminar después enredados en esa pelea rara, ajena a la política común, que es siempre la puja sindical.
Tan celosos son en estas horas de la necesidad de usarlo a Moyano como « madrina» de la negociación de salarios que algunos ocultan que ya han firmado calladamente para 2007; tratan de ocultarlo para que no los tomen a ellos como paritaria testigo. En el piso, el SUPE de Antonio Cassia (ampara a los trabajadores de Repsol-YPF) ya firmó en diciembre un aumento de 10% con una cláusula de «paritaria permanente» que le permitiría acercarse a mejores valores si el promedio fuera más alto que ese 10%.
Cerca del techo hay dos gremios, el SMATA ( mecánicos) de José Rodríguez que tiene vigente ya un aumento de 19% para este año; es parte del acuerdo de 2006 que preveía 38% dividido en dos aumentos de 19%, 2006 y 2007. Más arriba, el único moyanista que ha cerrado salarios, Gerónimo «Momo» Venegas, firmó este mes un aumento de 21% para los trabajadores rurales.
La dispersión geográfica de los sindicalistas que tienen que lanzar en una semana las paritarias -se han repartido entre la Capital, lugares de veraneo y santuarios privados para que no los vean juntostrata de encubrir la trama de pactos, divorcios, traiciones y engaños a que están entregados. La pelea del salario en un país con inflación de dos dígitos es la principal preocupación del gobierno, porque puede cifrar la suerte de la administración en las elecciones. Los caciques no miran el resultado de los comicios -se acomodarán a ellos-pero sí explotan el estado de debilidad que produce la campaña en el gobierno y sus aliados. Lo que miran es la arquitectura del poder que surge de una presidencia débil y sin partido, del aliento oficial a la puja salarial creyendo que podrán controlarla en beneficio propio, de la debilidad del jefe de la CGT desde la astracanada de San Vicente, de la mecha encendida que significa una inflación de góndola disparada y que presiona a los jefes gremiales desde abajo como nunca antes. Como está a la cabeza de todos, el que paga, tironeado entre sus amigos del gobierno y sus adversarios del sindicalismo, es Moyano. Los primeros quieren usar sus últimos cartuchos como contención de una escalada que podría ser salvaje. Estos al fin sueñan que esta batalla de paritarias sea la oportunidad para tumbarlo.
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