Hasta Curia dice ahora que deben subir tarifas
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Eduardo Curia
E.C.: El año 2007 constituye el cierre de un quinquenio muy exitoso. Se termina un período y hay que pensar en el que viene. Lo mejor es seguir con este modelo competitivo productivo. Para la continuidad hay que pasar a una etapa de reflexión y adecuación, lo más pronto posible, después de las elecciones. Es necesario revalorizar la disciplina fiscal revirtiendo, en parte, el ablandamiento del último período. Aunque no se trata sólo del tema fiscal, sino prácticamente de todas las variables macroeconómicas.
P.: Algunos economistas ya hablan de una inflación para el año de 15% y otros, incluso, la sitúan cerca de 20%...
E.C.: Son tan polifacéticos y múltiples los índices alternativos que termina no existiendo ningún índice ni referencia creíble, capaz de oponerse a la medición del INDEC, más allá de los reparos que hoy tenga el Instituto.
P: ¿Usted realmente cree que en marzo hubo una inflación de 0,4%?
E.C.: Absolutamente. La inflación de Eduardo Curia es la que va traduciendo el INDEC.
P.: Entonces los salarios reales no están perdiendo posiciones...
E.C: Por el contrario. Lo que se advierte es una fuerte recuperación y mejora distributiva. Por lo cual habría que pensar que a partir del próximo período los aumentos salariales se deberían ajustar en base a la productividad y competitividad macroeconómica.
P.: Propuso un sistema de «crawling peg». ¿El esquema que plantea implica un sendero para el tipo de cambio nominal prenunciado, como una «tablita»?
E.C.: Lo llamo «craw tendencial o virtual», una expresión de la pauta, como deslizamiento, para no perder más paridad real por un tiempo. A fin de este año el tipo de cambio habrá perdido cerca de 30%. No perdamos más. Las autoridades se comprometen a efectivizarlo, a mantener el tipo de cambio, en el cómputo anual, pero en las instancias del corto plazo se pueden permitir altibajos y oscilaciones, es un «craw con bandas». Pero el deslizamiento es en función de la meta de inflación, no de cualquier inflación.
E.C.: ¿En cuánto estima la inflación que debe tener este modelo?
P.: Este modelo puede y debería funcionar por unos años con tasas de 7% a 8% anual. Más allá del tema INDEC, hemos tenido una cierta abundancia inflacionaria, por la política de precios concesiva de Lavagna, el tema de topes salariales recién se comenzó a establecer en 2006, el deterioro de la disciplina fiscal, el descenso del superávit fiscal. Por eso apareció un Moreno para controlar los precios. Este conjunto de factores provocó una inflación que considero un poco alta. Para enfrentarla hay que actuar sobre todo en la política fiscal, que es la única de las variables macro que se puede usar como un cable a tierra en este modelo, no tanto la monetaria (aun esterilizando es expansiva) y tampoco la de precios y salarios.
P.: ¿Cómo debería ser la política fiscal para después de octubre?
E.C.: Se debe revertir el ablandamiento de la política fiscal de este último período. Esto no quiere decir un superávit de 6%, pero sí retomar niveles mayores a los actuales.
P.: Volviendo al tipo de cambio, ¿en cuánto lo situaría en función del modelo que plantea?
E.C.: Frente a una inflación de entre 7% y 8%, lo ideal sería que el tipo de cambio suba cerca de 3%, descontando un par de puntos que pueda registrar la inflación internacional. Estos son los márgenes de discreción que quedan para el gobierno. Tras las elecciones, debería haber un pacto o concertación en cuyo contenido se encuentre mantener la disciplina fiscal. Y probablemente debería ser un año de tregua salarial, pues se debe salir del esquema de precios concertados pasando a un esquema de precios sobre la base de la responsabilidad empresarial monitoreada.
P.: ¿En qué consiste este modelo?
E.C.: A los empresarios se les da un marco de inflación esperada al que deberían adecuarse. Pero el esquema no prescinde del monitoreo, que puede llegar a una exigencia de baja de precios.
P.: En algún momento se tendrá que adecuar el tema de las tarifas, pues los subsidios contribuyen al aumento del gasto...
E.C.: Es obvio que uno debería despegarse un poco del congelamiento de las tarifas residenciales. Por esto sostengo que 2008, a mi juicio, será un año de transición de marco de referencia. Sintetizando: en 2008 no deben caer los salarios reales conseguidos, pero no es un año para discutir aumentos; éstos deberían retomarse recién en 2009. Es más, creo que las conversaciones de aumentos deberían ser bianuales. Para mí, 2008 es un año de preparación, de reordenamiento de la casa para que el modelo no se desvirtúe y retomar bríos en 2009.
P.: Pero ¿cómo se puede lograr que el sindicalismo acepte no subir los salarios con aumentos de tarifas y precios?
E.C.: Parto de una continuidad del proyecto político que mostró ser exitoso. Con esta base puede explicar los costos y beneficios. Es lo mismo que cuando sostengo que al empresario se le debe dar libertad para que adecue sus precios, pero como va a ser monitoreado, puede suceder que tenga que bajar precios. Esto también hay que explicarlo, pues será un avance respecto del actual sistema de precios. Yo no descarto que la dirigencia sindical comprenda. El objetivo es no retroceder en el salario real, pero no es un año para sumar mejoras. En el período que viene también una meta es pasar de un dígito alto a un dígito bajo para el desempleo. Lo ideal sería llegar a 4 o 5% de desocupación, pues el tema fuerte del modelo es bajar virulentamente el número de desempleados.
P.: ¿Qué opinión le merece la ministra Felisa Miceli?
E.C.: Está cumpliendo su gestión dentro de una nueva tónica donde el presidente Kirchner, obviamente, tiene un ejercicio más directo en la economía y ella se ajusta en ese formato.
P.: ¿Cree que en 2008 habría que modificar el sistema tributario?
E.C.: A mí no me gustan los planteos voluptuosos de reformas tributarias, coparticipación o demás. Se deben analizar puntualmente los temas. Por ejemplo, ajustar o rever el programa de responsabilidad fiscal de las provincias. En el tema tributario, si modifico el impuesto al cheque es posible que esto se deba compensar con un impuesto a la renta financiera.
Entrevista de Liliana Franco
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