En los últimos cuatro meses, los precios de la carne vacuna se mantuvieron estables, con aumentos que apenas alcanzaron o quedaron por debajo de la inflación general. Mientras otros alimentos se encarecieron, el valor de la carne no registró cambios significativos en los mostradores, según explican desde el Consorcio Exportador de Carnes Argentinas.
La carne aumentó menos que la inflación en los últimos cuatro meses: los motivos
Los precios de la carne se mantuvieron estables en los últimos meses, pero el consumo sigue históricamente bajo.
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Los precios de la carne vacuna se mantuvieron estables en los últimos meses.
El organismo aclaró que esta estabilidad no refleja mejoras en la producción ni en la estructura del sector, sino una caída en la demanda por parte de los consumidores. La retracción en el consumo limita la posibilidad de incrementos de precio, manteniendo a la carne dentro de márgenes muy moderados en comparación con otros productos alimenticios.
En diálogo con Radio Rivadavia, el presidente del Consorcio, Mario Ravettino, detalló: “Si tomamos el IPC en junio fue 1,6 y la carne 1,6; en julio 1,9 y la carne 1; en agosto 1,9 y la carne 0,3; y el último mes prácticamente iguales: 2,1 y 2. Está muy estable”.
Y agregó: “Yo creo que la estabilidad se debe a que la situación económica de la gente hace que no tengamos los niveles de consumo de antes”.
Un consumo de carne históricamente bajo
Ravettino recordó que el consumo anual de carne vacuna ronda los 48 a 50 kilos por persona, frente a los 70 kilos promedio de hace dos décadas. “Esa cifra no va a volver. Hoy tenemos una dieta de proteína animal muy diversificada: 50 kilos de carne vacuna, 40 de aviar y 20 de cerdo”, explicó.
El dirigente aclaró también que la carne mantiene una oferta constante, a diferencia de productos estacionales. “Trabajo hace 40 años en esto y puedo hablar de lo que conozco. Las frutas y hortalizas tienen subas ocasionales, pero la carne tiene una dinámica diferente”, sostuvo.
Competencia productiva y políticas pendientes
Sobre la competencia entre ganadería y agricultura, Ravettino señaló: “Producir un pollo lleva 60 días, un cerdo 120, y un novillo tarda dos años. Eso explica mucho de las dificultades de la cadena ganadera. El productor compara y muchas veces decide sembrar soja porque obtiene más rentabilidad con menos riesgo”.
Por último, lamentó el bajo consumo de pescado en el país y planteó la necesidad de “una política agroalimentaria más integral, que promueva el equilibrio entre producción, consumo y exportación”.
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