Tantas horas compartidas en la «mesa chica» de la Unión Industrial Argentina terminaron en un negocio de casi dieciocho millones de dólares: Héctor Massuh, uno de los vicepresidentes de la UIA, le vendió a su competidora Ledesma (que en la UIA es representada por Federico Nicholson, otro de los vicepresidentes de la central fabril) una planta de papel encapado en el Parque Industrial de San Luis por u$s 17,4 millones. La operación se hizo bajo la forma de «leasing», según comunicaron ambas empresas a la Bolsa porteña.
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El convenio prevé que Massuh seguirá comprando papeles encapados a los nuevos dueños de su planta puntana y seguirá revendiéndolos a sus clientes habituales. Las condiciones de pago: un anticipo de u$s 2 millones, sesenta cuotas mensuales de u$s 222.660 y un pago final (en caso de hacer uso de la opción de compra, lo que se descuenta) de otros u$s 2 millones.
Ledesma, cabe recordarlo, tiene como accionista principal a Carlos Pedro Blaquier, para muchos el hombre clave de la UIA junto con Paolo Rocca de Techint, a pesar de que ninguno de ellos ocupa cargo alguno en lo formal. Se sabe también que Massuh es uno de los discípulos y delfines preferidos de Blaquier, junto con el propio Nicholson.
Desprendimientos
La operación llega después de que Massuh escindiera algunas de las operaciones de su empresa del núcleo principal de ésta. Concretamente, este año le vendió una planta en San Justo a «Fibra Papelera SA» (firma controlada por su familia) donde se fabrica «papel marrón», que se usa para embalaje y cajas de cartón corrugado.
Ahora sale del negocio del papel encapado (pintado), utilizadopara folletería y tapas de revistas, entre otras aplicaciones. Según fuentes del mercado, el producido de la venta de la planta de San Luis se aplicará a la única fábrica que le queda a Massuh, ubicada en Quilmes, y en la que hace pasta celulósica y «papel blanco», para escritura. Allí, dicen los expertos, está integrada toda la operación «desde el árbol hasta la resma».
La venta de la planta puntana comenzó a gestarse hace dos años, cuando a Massuh se le terminó el régimen de promoción industrial que tenía en San Luis. Hasta entonces fabricaban papel blanco en Quilmes y lo enviaban a esa provincia para «pintarlo». Sin embargo, el encarecimiento de los fletes y el fin del beneficio fiscal hizo antieconómica esa operación.
En sentido inverso, a Ledesma le sirve San Luis por dos razones: ya tiene una estructura fabril montada (allí se hacen los cuadernos y repuestos escolares de sus marcas Exito, Gloria, Acuarel, Ledesma y Avon, entre otras) y el papel viene «bajando» desde Jujuy, donde se fabrica. Por lo tanto, no hay «falsos fletes», lo que sí le sucedía a Massuh, que tenía que pagar por el tramo Quilmes-San Luis, y vuelta a su centro de distribución en la provincia de Buenos Aires.
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