Santander - Roberto Lavagna exhortó ayer a que la discusión política, de cara a las elecciones del año próximo, incluya la explicación a los ciudadanos de la importancia que tienen las cuestiones institucionales y cómo éstas pueden llegar a destruir un modelo macroeconómico sustentable. «La experiencia de los 90 nos debe enseñar que las leyes no son sostenibles cuando no se corresponden con un programa macroeconómico que no sea sustentable, porque terminan siendo barridas», dijo, consultado por este diario.
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Pero lo contrario -advirtió- también es cierto. «De hecho, hoy tenemos una situación macroeconómica excepcionalmente sólida, pero esa situación corre riesgo si no se encara ahora un sistema de mayor institucionalidad en el sentido más amplio de respeto a las normas y a los contratos».
En la capital de Cantabria, donde expuso durante 20 minutos en un seminario cuyo lema era «¿América latina, un nuevo paradigma de crecimiento o un caso de extraordinariamente buena suerte?», Lavagna volvió a criticar el ingreso de Venezuela en el Mercosur y la iniciativa de su presidente, Hugo Chávez, para formar un ejército sudamericano. «El mayor peligro del Mercosur es la dialéctica que le introduce Chávez, porque altera la agenda del bloque con propuestas como la creación de fuerzas armadas sudamericanas, que no es un tema central.»
Les reclamó, además, a los cuatro países fundadores (la Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil) que expresen claramente que este tipo de proyectos desvían el verdadero eje del mercado común. Y para concluir la serie de críticas al mandatario venezolano, dijo que «hay que discutir sin fantasías el tema de la integración energética en la región», en alusión al proyecto de un megagasoducto sudamericano que Chávez -junto a Néstor Kirchner- quieren construir.
En la sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el ex funcionario kirchnerista explicó que los gobiernos no tienen la capacidadpara ocuparse de todos los temas y dijo que el Estado debería priorizar la provisión de bienes públicos básicos, como la educación, la seguridad y el respeto a las instituciones.
Sin mencionar a Kirchner ni a Eduardo Duhalde, Lavagna se presentó como el artífice de la recuperación económica de la Argentina. Lo escuchaban Anoop Singh -encargado del FMI para el Hemisferio Occidental-, el ex ministro de economía chileno Nicolás Eyzaguirre, y el banquero del Grupo Santander, Francisco Luzón. «El proyecto de recuperación económica se ejercitó bajo dos presidencias, pero con la participación de un único equipo económico». En su exposición hizo un breve resumen de las medidas políticas, económicas e institucionales que adoptó la Argentina para salir de la crisis de 2001/2002. Dijo que en ese momento se privilegió satisfacer las demandas insatisfechas de la población antes que los reclamos de los «grupos de interés» -el mismo término que utiliza Kirchner para designar a sus adversarios- y los acreedores externos. Y que se identificó en ese momento a la hiperinflación y a la incesante emisión monetaria cómo el principal riesgo a combatir, a pesar de que el FMI señalaba a la quiebra del sistema financiero como el peligro más importante. También comentó que, aunque lo más común es que el Poder Ejecutivo entre en cortocircuito con el Legislativo, durante su gestión se vivió el riesgo de que la Corte-Suprema de Justicia redolarizara le economía, «lo que hubiese significado otorgarles una protección privilegiada a grupos minoritarios de la sociedad».
«El punto central es que falta adicionar a ese equilibrio macroeconómico conseguido una mayor solidez institucional, una mejor redistribución del ingreso y una mayor movilidad social», concluyó Lavagna.
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