No... no, ya lo de ayer no se podía digerir ni con la ayuda de una sopapa, porque el mundo no se colocaba mal y lo nuestro resultaba un desastre individual. Ya no se podía mimetizar con nada, ni con nadie, la Argentina volvía a ser el ojo de la tormenta -al menos, en lo que a crisis económicas se refiere-y sus indicadores alcanzaban placas especiales en la televisión.
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El programa que resume la actividad, «La Bolsa en Directo», ubicaba hacia las 17 la leyenda «Ultimo momento: el riesgo-país alcanzó un nuevo máximo histórico, con 1.755 puntos...» Al ratito, en otra placa tamaño pantalla. «El nivel del índice Merval es el más bajo, desde marzo de 1991...». De tal forma, en esas dos leyendas se puede reconocer el punto ya delicado y muy peligroso -en función de pronósticos-acerca de qué camino definitivo ha tomado esta foja de lineamientos económicos.
Daban ganas de rezar, tras los cierres, o daban ganas de introducirse en apropiado búnker, para soportar lo que nos venga encima. Hay que agregar a la semblanza los simples números. Y, si no lo sabe, anote esto: Merval clásico en «214» puntos, baja de 7%. El Merval argentino, perforando los «200» puntos, cayendo a «196» y ¡con baja de 7,7%! Volumen en suba, en $ 14 millones, patentizando la fecha de mayor «corrida» de estos meses y que se verifica al comprobar magnitudes locales y una fecha exterior buena. Lo que venga da para temblar, la pregunta es cómo se sigue.
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