12 de abril 2005 - 00:00

Un respaldo más formal que con efecto práctico

Berlín (enviada especial) - ¿Qué puede esperar la Argentina de esta visita a Alemania?, es la pregunta obligada. La respuesta, lamentablemente, poco alentadora. Desde el punto de vista formal, toda la simpatía que Alemania siente por la Argentina. Desde lo político, poco y nada, según comentan autoridades alemanas.

El ministro de Economía mantendrá fuera de la agenda presidencial un encuentro con el poderoso ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel. En la reunión, a llevarse a cabo el jueves, Roberto Lavagna seguramente explicará que la mayoría de los tenedores de bonos locales se sumaron al canje, es más, pondrá como ejemplo al famoso caso de Stefen Engelsber, que terminó ingresando al canje a pesar de sus duras críticas a la oferta argentina.

Lavagna resaltará ante su par alemán los buenos indicadores económicos: los pagos a los organismos multilaterales, y el compromiso que este plan económico tiene, a diferencia de otros, un escenario sustentable. En este contexto, es que seguramente el ministro intentará pedir el apoyo que la Argentina necesita en el G-7.

Ahora bien, ¿existe algún interés de Alemania acerca de la Argentina para que se oponga a sus socios poderosos a favor de respaldar a nuestro país? La respuesta, siempre según fuentes alemanas, hay que buscarla en el ala política no en la cartera de Economía. El gobierno de Schröder querría que la Argentina apoye su postura de defender un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La Argentina, como lo ha expresado en más de una oportunidad, está de acuerdo con que esas nuevas plazas sean rotativas y en cabeza de las regiones. Difícilmente Lavagna o el propio presidente Kirchner estén dispuestos a cambiar esta posición que significaría darle el voto a Brasil para que sea el representante permanente de Latinoamérica. Si éste es el factor de intercambio que podría pedir el gobierno alemán para lograr una postura favorable o prescindente en el G-7, no es tan fácil que se llegue a un acuerdo.

• Reapertura del canje

Otro tema de conversación tanto de Lavagna con su par alemán, como del presidente Kirchner con el canciller Schröder, es la presión internacional por una reapertura del canje a favor de los hold out (los que no ingresaron en la reestructuración).

En este punto, cabe señalar que el gobierno alemán puede ser más favorable a la petición argentina. Es más, la mayoría de las veces en las tensas reuniones del board del FMI, Alemania o se mantuvo prescindente o claramente apoyo a la Argentina. La situación de los bonistas alemanes no fue ni será un tema de Estado para el gobierno alemán. Siempre las autoridades alemanas sostuvieron que este problema era de índole privado, incluso se vieron obligados a interesarse en el tema por la presión de miembros del Parlamento alemán. Nadie recuerda haber visto manifestaciones de ahorristas indignados. La protesta se canalizó siempre vía Internet.

Tampoco los diarios locales se hicieron eco de este problema. Los escasos artículos sobre la Argentina tienen como protagonistas al tango, la Patagonia y Borges. Vale decir que Lavagna partirá el jueves de Berlín hacia Washington con la incógnita de cuán positiva fue esta visita en quebrar la unidad que hoy por hoy mantiene en contra de la Argentina el G-7.

El que la pasará mejor en esta gira es el ministro de Planificación, Julio De Vido. Si bien integra la comitiva presidencial, fiel a su estilo, viene con una agenda paralela con innumerables reuniones con empresarios alemanes, encuentros que continuará manteniendo en Viena a partir del jueves. Es que De Vido participará en la reunión que organiza las Naciones Unidas para el desarrollo industrial. La ONUDI nuclea a países en vías de desarrollo y a empresarios interesados en obtener licitaciones, sin duda, un lugar ideal para este ministro.

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