«Unas 827.000 personas ya ingresaron en la moratoria previsional que lanzó el gobierno, y que vence el próximo 30 de abril», señaló ayer el titular de la ANSeS, Sergio Massa. La cifra incluye a quienes desde enero empezarán a cobrar la jubilación. «Con la moratoria previsional, quien no hizo aportes se puede jubilar, pero no cobra lo mismo que aquel que sí los hizo, porque durante los próximos cinco años se le va a descontar lo que debe al Estado en aportes», agregó.
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En declaraciones a radio «El Mundo», el funcionario indicó que la moratoria vencerá el 30 de abril próximo, y descartó que vuelva a ser prorrogada.
A partir de la tasa de coberturalograda con la fuerte política de moratorias que implementó el gobierno, se redujo a 6 puntos la pobreza estructural entre adultos mayores, desde los 39 puntos que había cuando se inició el gobierno de Néstor Kirchner.
Desde enero el haber jubilatorio mínimo es de $ 530 a los que hay que sumar un subsidio de $ 30.
Hoy el sistema (de seguridad social) no sería financiable si contara sólo con las contribuciones y salarios. En realidad, hay un fuerte componente tributario en los ingresos del sistema.
La ANSeS está trabajando fuertemente con provincias y municipios para eliminar a los buitres, que son los intermediarios que siempre aparecen para que sea el mismo Estado el que resuelva los trámites.
En la ANSeS iniciamos 18.000 expedientes por día -entre jubilaciones, pensiones y reconocimiento de serviciosy solamente son 1.500 los que llevan adelante los abogados.
A lo largo de 2006, la ANSeS pagó 20.100 juicios a jubilados y la Jefatura de Gabinete nos amplió la partida presupuestaria en efectivo (por $ 200 millones) en tanto que la Secretaría de Hacienda está tramitando $ 350 millones adicionales en bonos.
Aspiramos a cancelar la mayor parte posible de juicios porque el presidente Kirchner no quiere seguir haciendo lo que se ha hecho a lo largo de la historia argentina en materia de jubilados, cuando se escondía la mugre debajo de la alfombra, y la idea de Domingo Cavallo era esperar a que el jubilado se muriera.
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