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A un año de la Ley del Actor, la guerra continúa
Sancionada a fines de 2015, la ley que iguala a los afiliados a la Asociación de Actores con el resto de los trabajadores fue judicializada por la misma entidad al considerar que algunas reglamentaciones son perjudiciales para sus asociados. Los empresarios la tildan de inviable e injusta para los intérpretes.

Luis Alí. Representante de la Asociación Argentina de Actores.
C.R.: Al contrario. Fueron más de treinta años llegando a los funcionarios pidiendo una reglamentación adecuada. Adecuada no es apurada. Tantos años injustificados en espera para apurarla en lanzarla también injustificadamente. Argumentar que el sector teatro se negaba a aceptar una ley es un pretexto que se contradice con intentar hacer creer que tuvimos participación en su redacción, de la que nos enteramos por los medios. El 15 de septiembre de 2015 nos anoticiamos de que se anunciaría la ley sin saber de qué se trataba y escuchando afirmaciones temerarias como que los empresarios "se habían quedado con las contribuciones de los actores", obviando reconocer que el propio Estado es el mayor contratante de actores y utilizaba (lo sigue haciendo hoy con otro gobierno) idéntico sistema de contratación, como asimismo los propios actores no hacían los aportes como el resto de los trabajadores. Los empresarios teatrales sostuvimos desde antes que los actores merecían una ley específica que les permitiera tener derechos jubilatorios y de Seguridad Social. Recuerdo que ya hace años participé de una reunión en el Ministerio de Trabajo, por entonces a cargo de Patricia Bullrich, solicitándole -mancomunados con la dirigencia de la A.A.A. de entonces- fomentar una Ley del Actor. Ante su respuesta afirmativa le dije bromeando que si lográbamos concretarla le colocaríamos un busto con su rostro en el hall de todos los teatros. No hace falta aclarar que el tallador no tuvo ese trabajo.
P.: Alí, ¿no reclaman que el Estado se adecue a la ley como lo hizo ya el sector privado?
L.A.: Previmos que el Estado demoraría en aplicarla porque tiene otros vericuetos. Con la ley tenemos una herramienta concreta, luego estará la pelea posterior para aplicarla. Falta encuadrar el teatro nacional, provincial y municipal.
C.R.: Al enterarme de la ley, preocupado por el daño que provocaría, le escribí un correo personal a la Presidenta de la AAA, Alejandra Darín, que nunca respondió, copiado a Luis Alí, quien sí lo hizo. También llamé a la ex ministra de Cultura Teresa Parodi, quien con celeridad presidió una reunión con técnicos de AFIP, ANSES, Trabajo y Cultura, junto a las conducciones de las entidades de AADET y ARTEI que nuclean a los teatros. Para sorpresa de todos los presentes fueron esos funcionarios quienes respondieron que "en una gran porción de casos los actores teatrales debían ser autónomos". Salí de ahí más convencido de que no se conocía a fondo de qué se hablaba.
P.: ¿Equiparan la actividad del actor de teatro a cualquier otra?
C.R.: Alguna vez le escuché decir a Alí o a alguien de Actores que un actor era igual a un empelado metalúrgico. Y yo me pregunto, ante la suspensión de las funciones de "El otro lado de la cama" o la incertidumbre de qué pasará con "El canasto", donde trabaja Santiago Vázquez, el actor que murió esta semana (hermano de Nicolás, protagonista de "El otro lado.."), ¿alguna metalúrgica cierra porque un operario muere? Es tan distinta esta tarea y depende hasta del estado anímico del actor, que esta fábrica cierra. Una metelúrgica no deja de fabricar bulones porque muera un empleado.
P.: La Ley del Actor, no sólo deterioró la relación con las empresas sino que dividió al propio gremio de actores.
L.A.: Escuché muchas opiniones contrarias a la ley, y entiendo que hay actores que negocian directamente con el empresario que los va a contratar; siempre es un sector presionado, por eso intentamos no involucrarlos, hacemos movilizaciones muy cuidadas porque sino quedan expuestos, sabemos que el trato actor/productor puede ser directo. Pero cuando se legisla o se discuten paritarias se hace para los laburantes actores que no tienen posiblidades de discutir con los productores. Los pocos que puedan negociar directamente con los empresarios los respetamos, pero no es el caso de la gran mayoría. Lo que me molesta es cuando dicen no conozco la ley, no sé qué dice, pero estoy en contra. Explicamos que no causa ningún perjuicio la ley, que no hay pérdida del salario.
C.R.: Muchas veces me guardo de decir todo lo que pienso para quedarme con el buen recuerdo de tantas iniciativas en conjunto, fundamentalmente logradas en tiempos donde había que ser valiente en serio para estar al frente de este tipo de organizaciones. A quienes venimos en actividad desde antes de la dictadura del 76 que no nos vengan a explicar cómo se juega a esto. Soy empresario teatral, pero también ex marido de una actriz que cumplió 50 años en la profesión, sobrino de una actriz que se autogestiona funciones en teatro independiente, tío de una actriz contratada en "Fuerza Bruta", amigo de un pequeño puñado de actrices y actores con los cuales nos profesamos cariño y respeto,conocido de una gran mayoría de actrices y actores, producto de ejercer el mismo trabajo durante todos los días de los últimos 42 años. Me subleva esta gran puesta en escena en forma sorpresiva para todos. Para eso están los escenarios.
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