10 de enero 2014 - 00:00

ANTICIPO EDITORIAL: los secretos de la ciencia del sexo

Desde un costado científico pero accesible para el lector no experto, el químico catalán Pere Estupinyà propone en su libro “S=EX2. La ciencia del sexo”, editado por Debate, un recorrido por conceptos conocidos, mitos y tabúes que siguen vigentes aun en la actualidad. El autor, que pretende “informar de manera precisa, pero también entretener, sorprender y sugerir”, asegura que “el sexo está sobrevalorado”. Aclara el panorama en cuestiones como la asexualidad, el deseo y los diferentes tipos de prácticas íntimas. A continuación, algunas definiciones contenidas en el trabajo.

ANTICIPO EDITORIAL: los secretos de la ciencia del sexo
El método: "Aparte de visitar laboratorios y analizar ratas, hormonas y estadísticas también he participado de talleres de sexo tántrico, visitado locales de sadomasoquismo, clubes de intercambio de parejas, salas con actores y actrices porno, quirófanos, consultas médicas".



El sexo y la influencia cultural: "Me gusta reivindicar el sexo como algo divertido. La mezcla de diversidad y tabúes lo hace extremadamente sugerente. Si logramos desdramatizarlo y quitarle la trascendencia desmesurada que la sociedad le otorga, realmente el sexo es un mundo lleno de curiosidades por descubrir. Por encima de la endocrinología básica en nuestra especie se superpone toda influencia cultural, las experiencias durante el desarrollo, el aprendizaje y la libertad de acción".



La diversidad: "He visto asexuales felices con su vida sin deseo, chicas preocupadas porque no alcanzan el orgasmo, otras que tienen varios seguidos sin parar, personas con discapacidades físicas que quieren seguir ofreciendo placer a su pareja, intersexuales cuya identidad de género no coincide con su sexo cromosómico, bisexuales que aseguran no tener preferencia por hombres o mujeres".



La falta de deseo: "En la mayoría de los casos el origen se encuentra en problemas de pareja y laborales, pobre educación sexual, preocupaciones familiares, estrés. Pero no deben descartarse las causas hormonales y fisiológicas. La queja más común en mujeres es la falta de deseo, no los problemas de lubricación. En el sexo masculino ocurre lo contrario y el problema más frecuente no es la falta de deseo, sino la insuficiente excitación y erección".



El orgasmo: "En el orgasmo influyen muchos factores, como la capacidad del amante, el estado anímico, el estrés, el grado de excitación, la compenetración con la pareja, el cansancio, las preocupaciones. Pero no todo es mental, el factor físico importa. Los nervios y el estrés antes de la excitación sexual pueden bloquearla, pero después de ella favorecen el orgasmo".



La vía anal: "En el caso de los hombres, la penetración anal con el pene o dedos es placentera por el estímulo interno de la próstata, y esto vale tanto para gays como para heterosexuales (un hombre puede disfrutar perfectamente recibiendo penetración anal sin que le atraigan los hombres en absoluto). El coito anal es una de las prácticas sexuales que más ha aumentado entre la población y para la que más educación hace falta. Entre las personas que han practicado sexo anal en los últimos doce meses, el 69 por ciento de hombres y el 73 por ciento de mujeres lo hicieron en el contexto de una relación estable y, según una encuesta de 2003, el 58 por ciento de mujeres lo hicieron por primera vez a petición de sus parejas.



El tamaño: "La cifra del 45 por ciento de hombres que querría tener un pene más grande procede de una encuesta on line a más de cincuenta y dos mil hombres y mujeres heterosexuales, que reveló también que el 85 por ciento de las mujeres se sentían plenamente satisfechas con el pene de sus parejas. Interesante discordancia. El tamaño del pene continuará siendo un tema no resuelto por la ciencia, simplemente porque en realidad no hay un motivo justificado para investigarlo. La medicina sexual tiene preocupaciones mucho más serias".



Los asexuales: "Entre los rasgos de los asexuales figura que no sienten deseo ni atracción sexual por nadie y pueden ser muy felices con ello. Muchos reivindican que no tienen ningún problema y que llevar una vida sin atracción sexual no genera estrés alguno. Su excitación genital suele funcionar correctamente. Vivir sin sexo sólo es una desdicha si viene acompañado de deseo y frustración. No sentir ganas de sexo, en cambio, no es necesariamente ningún problema".



El sadomasoquismo: "Lo que define al sadomasoquismo, más allá del dolor, son los roles de dominancia y sumisión. Dominante es quien tiene el control absoluto y sumiso el que lo cede por completo. Hay algunas personas que siempre tienen roles fijos pero algunas intercambian entre ellos. Placer y dolor son un continuo; es decir, el propio hecho de que el dolor disminuya, aumenta el placer".



El fetichismo: "La expresión sexual es tremendamente diversa, y quizá en lo que más se manifiesta no es en la relación entre dolor y placer, sino precisamente en los fetichismos, en aquellos objetos, conductas o situaciones que por el motivo que sea nos excitan mucho más a cada uno de nosotros que al resto".



La masturbación: "Hay gran cantidad de estudios que demuestran que aprender a masturbarse de una manera específica puede marcar para toda la vida, y que el tipo de prácticas y experiencias sexuales iniciales deja una huella, no necesariamente determinante, pero sí influyente. Sin embargo, lo más interesante es ver cómo los condicionantes de placer están siempre presentes... Respecto de la diversidad individual, es obvio que los condicionantes externos y psicosociales influyen, pero sin duda también los endógenos: un adolescente se masturbará más porque su pico de testosterona le hace fantasear con sexo constantemente, y está demostrado que las mujeres sin pareja se masturban más frecuentemente durante la ovulación y justo al final de la fase folicular, pocos días antes de ovular.



Lo afrodisíaco: "El concepto «afrodisíaco» es muy amplio, va más allá de los remedios para la erección, y la verdad es que tiene lógica pensar que ciertas sustancias naturales puedan tener efectos positivos en la respuesta sexual. Está claro que hay alimentos y compuestos naturales que pueden generar vasodilatación, aumentar el flujo sanguíneo y facilitar la excitación genital. Tampoco es descabellado imaginar que algunas sustancias aumenten los niveles de testosterona o dopamina y favorezcan el deseo sexual y que otras incrementen momentáneamente nuestra energía y vitalidad haciéndonos sentir más predispuestos. Claro que la compañía y la conversación durante una cena romántica pueden afectar más al estímulo sexual que la comida en sí, pero no es para nada ilógico pensar que algunos alimentos específicos o medicinas tradicionales puedan contribuir químicamente en el interior de nuestro cuerpo".



El punto G: "De verdad que lo del punto G es casi cómico. Quizá la confusión proceda de la palabra punto, que a nosotros nos hace pensar en una especie de botón mágico y a los fisiólogos en una zona de la vagina que tenga «algo» diferente del resto. Ese «algo» es lo que llevan años buscando. Hay mujeres que tienen orgasmos con sólo acariciar los pezones, el cuello o incluso con la imaginación, nada hace pensar que el clítoris sea el único órgano responsable del orgasmo. De hecho, en última instancia, el orgasmo se produciría en el cerebro y no en los genitales".



Las parafilias: "Entre las parafilias más comunes, la pedofilia, el exhibicionismo, o el erotismo son siempre catalogadas como problema mental, mientras que el sadismo, el fetichismo o el travestismo sólo se catalogan como enfermedad si son compulsivas y provocan problemas. El criterio no es lo «normales» que pueden resultar desde el punto de vista biológico, sino si contravienen las leyes y normas de la sociedad o no. En ese sentido, hay actividades sexuales que en una cultura son concebidas como una parafilia y en otra no".

@Perestupinyà

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