Caos en Washington: Trump volvió a defender a Rusia y su vocera debió desmentirlo

Siguen las repercusiones de la controvertida conferencia de prensa del lunes junto a Vladímir Putin. El presidente no deja de provocar a los organismos de inteligencia y al Congreso.

INSÓLITO. La vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, debió salir a aclarar que Donald Trump quiso decir exactamente lo opuesto a lo que dijo.

Washington - El presidente Donald Trump volvió a encender ayer la controversia al responder con un lacónico "no, gracias" a la pregunta de una periodista acerca de si Rusia sigue constituyendo una amenaza para los Estados Unidos.

Por si eso fuera poco, ante una repregunta, el mandatario insistió: "No". De esa forma, Trump puso en duda una vez más las investigaciones de sus servicios secretos, que establecieron que hubo injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, en las que él resultó ganador.

El coordinador de los servicios secretos estadounidenses, Dan Coats, había afirmado el viernes: "Las luces de advertencia vuelven a titilar en rojo. La infraestructura digital está hoy literalmente bajo ataque".

En ese sentido, añadió que diariamente "actores extranjeros" como Rusia, China, Irán y Corea del Norte practican ciberataques contra objetivos en Estados Unidos. Rusia es "sin duda el actor extranjero más agresivo", dijo.

En medio de un nuevo clamor nacional en su contra, la vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, afirmó que el jefe de la Casa Blanca quiso decir que no quería responder preguntas, pero admitió que la "amenaza" persiste.

Según Sanders, Trump está convencido que el Gobierno está tomando todas las medidas para evitar que Rusia interfiera en el proceso político estadounidense, en especial de cara a las elecciones legislativas de fines de este año.

No obstante, Sanders apuntó que "son pasos que estamos tomando porque hay allí una amenaza".

Desde el lunes, después de una conferencia de prensa con Vladímir Putin en Finlandia, Trump y el Gobierno estadounidense están empantanados en una secuencia de confusiones debido a las contradictorias declaraciones presidenciales.

De hecho, el martes, Trump debió aclarar que sí cree que Rusia interfirió en las elecciones presidenciales de 2016 después de haber recibido fuertes críticas tras su cumbre del lunes con el presidente ruso, Vladímir Putin, en Helsinki. En ella, había puesto virtualmente en pie de igualdad las denuncias de la CIA y otras agencias de inteligencia sobre la interferencia del Kremlin con la negativa del mandatario ruso.

Ante el clamor que eso generó en Washington, con legisladores de los dos partidos hablando de "traición", el magnate intentó dar marcha atrás.

"Acepto las conclusiones de nuestros servicios secretos de que hubo injerencia de Rusia en las elecciones de 2016", dijo en la Casa Blanca y se justificó al señalar que se había expresado mal en la conferencia de prensa, en la que, según él, quiso decir exactamente lo contrario.

"No veo motivos por los cuales habría de ser Rusia", había sido su frase textual. Pero, explicó luego, que "a frase debía decir: 'No veo motivos por los cuales no habría de ser Rusia'".

A eso se sumaron las idas y vueltas de ayer, con una actitud comprensiva hacia Moscú que ya había anticipado al indicar que "lo estamos haciendo muy bien, probablemente tan bien como nadie lo ha hecho con Rusia. Y nunca ha habido un presidente tan duro como lo he sido yo con Rusia".

Además, en su cuenta de Twitter había augurado que su reunión con Putin producirá "grandes resultados" y acusó a sus críticos de estar "trastornados".

"Algunas personas ODIAN el hecho de que lograra llevarme bien con el presidente ruso Putin. Prefieren ir a la guerra que ver esto. ¡Se llama síndrome de Trastorno Trump!", posteó.

"Nos llevamos bien, lo que realmente molestó a muchos enemigos que querían ver un combate de boxeo. ¡Grandes resultados vendrán!", aseguró.

Agencias Reuters, DPA, ANSA y AFP,

y Ámbito Financiero