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Club PJ: pacto con CGTy la (neo) opción Massa
Alcaldes peronistas se acercan a la CGT moyanista con hoja de ruta intermedia: ni Macri ni Cristina. Plan B: armar sin candidato para 2017.

Hugo Moyano
Hugo Moyano rió de su humorada. Antes se había disculpado por tener que irse a las apuradas. "No pensé que la charla estaría tan bien y armé una reunión para ahora. Pensé que íbamos a terminar antes", se excusó con un elogio a los visitantes.
Los intendentes que lo visitaron la CGT de Azopardo celebraron el comentario y lo asumieron como un guiño. Ese club de alcaldes peronistas, el G-12, bracea en busca de un formato y esquema político que los ubique definitivamente lejos de Cristina de Kirchner y del planeta K, y la cita con el jerarca sindical fue una escala de ese plan.
Moyano fue cordial y agradecido. "Hace tiempo que no tenemos diálogo con un espacio político como ustedes. A nosotros nos echaron con los malos tratos", dijo el jefe camionero en la única mención innominada a la ex presidente que anda, estos días, por Buenos Aires.
La juntada tuvo, en su origen, otra matriz pero con Cristina de Kirchner cerca adquirió otro rasgo. Ese cacicazgo territorial y bonaerense decidió mostrarse con Moyano, uno de los duelistas más enérgicos del peronismo contra la expresidente, y luego peregrinar hacia el Senado para verse con Miguel Angel Pichetto, otro díscolo de los mandos sureños.
En las últimas tres semanas, los caciques reordenaron su hoja de ruta. Estaba en discusión pero se precipitó con el escándalo de José López. El ítem principal es armar, como ya contó este diario, un municipalismo peronista, una red de jefes territoriales que reúna a la mayor cantidad posibles de los 55 intendentes del PJ que hay en la provincia de Buenos Aires.
Hay, en ese punto, un dato central. Si en 2017 hay voto electrónico, reforma que impulsa Mauricio Macri y se empieza a debatir en el Congreso, la elección será distinta a todas las conocidas. Ese sistema destruye la boleta sábana y deja de existir el efecto arrastre, desde y hacia arriba. Como, además, facilita el "corte", para los intendentes no sería del todo esencial tener un candidato a nivel provincia.
A ese contexto se sumó un enfriamiento del clamor por Florencio Randazzo. La figura del "Flaco" ya no aparece, como hace un tiempo, como la gran esperanza blanca electoral del peronismo post K. "Cada vez que asoma, le tiran con algo", explica un dirigente para decir que el caso López puede terminar siendo una mancha venenosa para casi todo el peronismo.
El enfriamiento del capítulo Randazzo animó, dentro del grupo, viejas rencillas. "No todo es tan fácil: no podemos olvidarnos que al 'Flaco' le dieron la llave de la provincia y no la agarró. ¿Lo vamos a esperar otra vez?" aportó un alcalde.
Lejos de Cristina, con Randazzo en stand-by y con Daniel Scioli pegado a Fernando Espinoza, los intendentes apuntan a un plan B: armar sin candidato. Sumar, en estos meses, a más alcaldes -dicen que a los doce fijos se le sumarán más, hasta llegar a 35- y definir una agenda de recorridos y posiciones políticas para estar activo, en el punto muerto entre las gravedades que ejercen Mauricio Macri -a quien ven "desesperado" por sumar intendentes del PJ- y Cristina, urgida por retener volumen político.
El operativo expansión tuvo, la semana pasada, una cumbre sigilosa entre Martín Insaurralde, Juan Zabaleta y los Mussi, Patricio y Juan José, para iniciar el descongelamiento entre esos sectores. La cita la armó Julio Pereyra, histórico socio de Mussi padre, y derivó en un preacuerdo. "Vamos a confluir con ustedes pero no me pidan que critique a Cristina", puso como requisito, Mussi Jrs.
Fortaleza
El municipalismo de los intendentes tiene letra chica: implica poner en el menú de opciones a Sergio Massa como posible candidato de ese panperonismo pero, como la mayoría conoce al tigrense y algunos ya estuvieron en su tropa, asumen que la única forma de vincularse es "negociar" desde una posición de fortaleza y no ir al pie.
La tibia massización tuvo, el lunes, una versión blue. Menos por massista que por moyanista, de la juntada participó Facundo Moyano a pesar de que no aparece en las fotos. El diputado del FR se quedó, incluso, después de la partida de su padre a atender las cuestiones en las que recomendó no meterse: Independiente y la AFA.
Hubo otros caciques sindicales. El petrolero Guillermo Pereyra, Juan Carlos Schmidt (Dragado), el canillita Omar Plaini, el docente Roberto Baradel y, entre otros, los ceteístas Pablo Micheli y Hugo Yasky. Por elegancia, en la mesa se habló más de cuestiones de clase que de peronismo porque los jefes de las CTA no pertenecen a la estirpe que fundó Juan Domingo Perón.
Enfrente estuvieron Insaurralde, Zabaleta, Descalzo, Pereyra, Mariano Cascallares (Brown), Gabriel Katopodis (San Martín), Fernando Gray (Echeverría) y Juan Pablo de Jesús (La Costa), entre otros.
Hubo, en la charla, coincidencias en los diagnósticos sobre el deterioro de la cuestión social. Moyano contó que los gremios de su CGT están llevando un "censo" de las pérdidas de empleo. Como los alcaldes están preocupados por el efecto de los tarifazos y la baja del consumo, proyectaron armar una "multisectorial" para evaluar y fijar posiciones sobre las medidas del Gobierno de Macri y sus consecuencias.
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