11 de mayo 2009 - 00:00

Comentarios Políticos del fin de Semana

Luis D’Elía
Luis D’Elía
VAN DER KOOY, EDUARDO. Clarín. Ganado por el inicie decadentista -ése que afirma que todo pasado fue mejor- del resto de los columnistas de domingo, el analista de Clarín imagina a los Kirchner en su peor momento, cautivos en Olivos de angustia y confusión y cercados por adversarios que antes nunca se les hubiera ocurrido enfrentarlos. Doble exageración; queda por probarse que ésta sea la mala hora del matrimonio -la de la guerra del campo fue peor- ni que antes Kirchner moviese el universo con un dedo. El cerco de los intendentes, los gobernadores, los disidentes, de Moyano y de D'Elía, ha acosado desde 2003 a los Kirchner, que han administrado cediendo terreno en su debilidad ante poderosas restricciones. Esa debilidad no es su culpa; la han sufrido otros gobiernos víctimas de esa sublevación de la sociedad contra el Estado que vive (goza/sufre) la Argentina desde hace más de diez años.

La anemia en la conducción partidaria de Néstor Kirchner no es de ahora tampoco; preside una carpeta que está dentro de un juzgado como antes lo hizo el interventor que puso Eduardo Duhalde, el diputado Ramón Ruiz. No puede llamar a internas, ni promover debates; apenas es el PJ un registro de inscripción de candidatos elegidos a dedo por el Gobierno en oficinas del Estado. No es cierto que antes con un simple grito o un golpe sobre la mesa pudiera poner orden en el PJ; nunca lo pudo hacer antes, quizás porque tampoco lo necesitó.

En este repaso de flaquezas del Gobierno, Van der Kooy agrega los números poco auspiciosos que acercan a Olivos los encuestadores, las presiones de intendentes que tienen alto consenso de sus vecinos pero que lo pierden en cuanto se pegan a Kirchner, la falta de fondos que hace incumplibles las promesas de campaña. Para coronar el cuadro, desentierra de las radios y de un libro la historia de una orden que le daría en 2005 Kirchner a D'Elía para que organizase junto a Fidel Castro las protestas contra George W.Bush en Mar del Plata. El columnista presume que esta historia podría hacer estallar las relaciones con Estados Unidos. La devaluación política y biológica de esos protagonistas puede convertir todo en una ilusión retrospectiva, algo muy grato para el kirchnerismo, y también para los decadentistas.


MORALES SOLÁ, JOAQUÍN. La Nación. Se sumerge el analista en las encuestas que llegan a las manos de Néstor Kirchner y que le auguran una difícil elección en la provincia de Buenos Aires. En el mejor de los casos, revela la columna, el ex presidente estaría hoy apenas dos puntos por encima de la dupla del peronismo disidente de Francisco de Narváez y Felipe Solá.

«El problema de Kirchner es Kirchner», asegura Morales Solá quien señala al jefe del Partido Justicialista como un traje de plomo que hunde el prestigio de Daniel Scioli y de los jefes comunales que accedieron a ser candidatos testimoniales. La táctica de postular a funcionarios e intendentes que jamás asumirán sus cargos responde, asegura el analista, más a la necesidad de Kirchner de bloquear posibles fugas hacia el peronismo díscolo que a la voracidad electoral en busca de votos.

El lanzamiento de Nacha Guevara como tercera candidata y la oportuna fiebre porcina serían, desde la óptica de Morales Solá, otras estrategias premeditadas para tapar el escándalo de las candidaturas testimoniales.

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