26 de junio 2023 - 00:00

Con espíritu renovado, se abre la novena semana de negociaciones con el Fondo

La confirmación de que el candidato presidencial del oficialismo es Sergio Massa llevó tranquilidad a todas las partes en debate desde comienzos de abril; y cierta confianza en que, ahora sí, puede haber un principio de acuerdo entre el país y el organismo.

Sergio Massa y Kristalina Georgieva, titular del FMI. 

Sergio Massa y Kristalina Georgieva, titular del FMI. 

Ministerio de Economía

Con obvias novedades políticas importantes, comienza hoy la novena semana de negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI). E, inevitablemente, habrá una décima. La confirmación de que el candidato presidencial del oficialismo es Sergio Massa llevó tranquilidad a todas las partes en debate desde comienzos de abril; y cierta confianza en que, ahora sí, puede haber un principio de acuerdo entre el país y el organismo que maneja Kristalina Georgieva para una continuidad del Facilidades Extendidas vigente, pero suspendido desde hace más de un mes a la espera de nuevos acuerdos.

La postulación del ministro es entendida en Buenos Aires y Washington como la mejor secuencia para poder cerrar pautas de metas y objetivos al menos hasta diciembre, con argumentaciones más solidas y confiables de parte del Palacio de Hacienda para poder comprometerse al cumplimiento de variables realistas. Se confía, especialmente entre los negociadores criollos, que esta certeza incluya una mayor dosis de comprensión por parte del staff del organismo. Especialmente en cuanto a la aplicación de una política cambiaria más cercana al crawling peg efectivo que a una devaluación real bajo las características de shock.

Antes las partes deben ponerse de acuerdo en un capítulo en el que aún hay debate, y del que se desprende gran parte de las trabas que todavía alejan al país de un acuerdo con el organismo. El costo de la sequía y su impacto en las cuentas públicas diferencia los cálculos de las consecuencias sobre las variables macroeconómicas del país; y, derivado de esto, sobre la corrección de las tres metas pactadas que el acuerdo de Facilidades Extendidas debería contemplar para cumplir con lo prometido y firmado en marzo del año pasado.

Para el equipo económico no hay dudas: el impacto directo sobre los ingresos del país provocados por la falta de lluvias alcanzó un piso de u$s20.000 millones, lo que derivó en que no pueda cumplir con la promesa de una evolución positiva de las reservas del BCRA de unos u$s4.800 millones, un nivel de déficit inferior al 1,9% del PBI y una emisión de 0,6% del PBI. Para el organismo que maneja Georgieva, el fenómeno climático existió y fue grave. Pero sus consecuencias reales, al menos hasta junio de 2023, no serían superiores a los u$s10.000 millones; lo que además afectaría las metas de reservas (algo que siempre el FMI estuvo dispuesto a discutir), pero no a las metas fiscal y monetarias.

Según la visión del Fondo, Argentina tiene herramientas para aplicar más allá de la sequía, para cumplir en tiempo y forma las metas de déficit y de emisión. Y que, en todo caso, sería una cuestión de corrimiento en la medición trimestral de las metas, para aceptar que el país pueda mostrarlas de manera anualizada.

Obviamente se trata de una discusión clave dado que, para el FMI, las pérdidas por la sequía es el único argumento válido para que el país pueda incumplir las metas de reservas y déficit fiscal pactados para este año en el acuerdo, que tiene un artículo donde se tienen en cuenta estas contingencias exógenas.

Los funcionarios argentinos y los negociadores del organismo también discuten la manera de solucionar la dialéctica de la política cambiaria, el capítulo más importante que resta cerrar para terminar de acordar las cláusulas del nuevo Facilidades Extendidas. Como se sabe, en Washington se considera que el nivel de partida de la divisa (unos $220 a comienzos de abril) era un precio insostenible para discutir reglas nuevas dentro del acuerdo. Y que si el equipo económico quería hablar en serio sobre las condicionalidades posibles para discutir adelantamiento de partidas o corrimiento de vencimientos, desde Buenos Aires se debía plantear una política estratégica y coherente sobre la revalorización del dólar contra el precio oficial. Desde Economía se negaron de plano a cualquier tipo de shock; pero sí se habló del mecanismo de acelerar la estrategia de crawling peg (devaluaciones graduales). Los técnicos del FMI se comprometieron a observar durante algunas jornadas más la evolución de la idea, lo que se viene reflejando desde fines de la segunda semana de mayo. Desde hace 25 días hábiles, la estrategia pareciera dar resultados, al mostrar una devaluación de casi 8% con dólares algo estables (salvo el viernes) en el mercado financiero y el blue. El ritmo aún es lento para la mirada de Washington, pero al menos está en sintonía con lo que se le había prometido al organismo desde Buenos Aires.

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