25 de mayo 2010 - 00:00

Corazón celeste y blanco

Una de las figuras, Ángel Di María, festeja su golazo, el tercero del equipo argentino. El volante rosarino volvió a demostrar por qué es uno de los preferidos de Diego.
Una de las figuras, Ángel Di María, festeja su golazo, el tercero del equipo argentino. El volante rosarino volvió a demostrar por qué es uno de los preferidos de Diego.
Como se enciende la mecha en un cartucho de dinamita en los dibujos animados, entró en efervescencia el Monumental a fuerza de goles que en conjunción con la expectativa mundialista termina siendo un cóctel explosivo.

Sin rival, pero con esas ganas de demostrar y de hacer todo bien que a veces termina transformando al hábil en el más torpe, el Seleccionado argentino emprende un viaje de esos que uno prefiere que el regreso sea lo más tarde posible. Así lo transmitió el equipo (cierto, ante un rival de nulos kilates), así lo entendió el hincha y así lo exigió Diego Maradona, que lo vivió como si fuera el verdadero examen para determinar, por ejemplo, algún nombre para el once titular en el debut en Sudáfrica el 12 de junio.

De pie los noventa minutos, relatando el partido con sus indicaciones y pretendiendo que no hubiera piedad futbolística con un grupo de entusiastas canadienses. Entonces uno puede tener dudas de funcionamientos, de algunos detalles del dibujo táctico o quiénes serán los elegidos para jugar desde el arranque en la delantera en Sudáfrica. Pero el mensaje está claro: este equipo no negociará esfuerzo, entrega ni actitud.

«Hicimos felices a todos los que vinieron a la cancha», disparó. Con su barba cada vez más tupida y con gesto de deber cumplido, Diego salió del vestuario local de River sabiendo que más allá de los noventa minutos, el clima de fiesta debía tener un buen regalo. Claro, la decepción notoria por la ausencia inoportuna de Lionel Messi fue un tema de lamento en las tribunas. Fiesta, color, Fito Páez, goles, aplausos y muchas, pero muchas esperanzas, las que genera este grupo de jugadores que están en su gran mayoría a punto caramelo. Sólo falta el viaje e ir descontando los días en el almanaque hasta que llegue el sábado 12 y enfrente haya un equipo de camiseta verde que dicen ser de Nigeria.

Con esta actitud, que venga cualquiera. Me tengo fe.

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