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Cristina contagia de bloopers a sus damas
La presidenta del Banco Nación es un ejemplo de ese mimetismo. Abandonó los elegantes trajecitos de ejecutiva por los grandes estampados estridentes y los vestidos al bies que tanto usa la esposa de Néstor Kirchner. Hasta se volvió osada con los escotes -algo reprochable para una dama de más de cuarenta años-. Antes discreta, la economista se volvió una fashion victim y apuesta a los géneros floreados que esta temporada se imponen desde los escaparates en vestidos y blusones. Pero ese intento por mostrarse a la moda le jugó una mala pasada el lunes último, cuando recibió a Cristina de Kirchner en la institución que preside. Algunos de los presentes se percataron entre risas embarazosas de lo desafortunado de la ubicación de la gran margarita que tenía dibujada el vestido de Marcó del Pont, justo a la altura de la entrepierna, un lugar indeseado para semejante flor.
Nilda Garré pareciera estar cada vez más cerca de la modista presidencial. Consumista y adicta a ir de shopping, usa los pantalones del mismo corte que Cristina de Kirchner y, como ella, los combina con chaquetas de texturas brillosas. Además, copió uno de los must del ajuar presidencial: los bolsos y carteras importadas, siempre engamados con el vestuario. Una pena que el color que más elija sea el blanco, un tono que no perdona a las que, como la ministra de Defensa, tienen algunos kilitos de más. Por lo menos, el estilo Garré es más refinado que el de Alicia Kirchner, quien copió de su cuñada el peinado; su cabello luce cada vez más largo y, al igual que la Presidente, muchas veces desprolijo. Otro de los errores que copió la ministra de Desarrollo Social es la tendencia a usar ruedos demasiado largos en sus pantalones que muchas veces arrastra al caminar. El resultado de copiar los excesos terminó en un look grotesco y desalineado.
Otra que perdió la línea es Débora Giorgi. La ministra de Industria y Turismo está tan delgada, que no hay ropa que le quede bien. Quizás las exigencias del cargo la estén consumiendo, pero ni siquiera sus breves vacaciones en Punta del Este lograron mejorar su aspecto. En su paso por el VIP montado en San Juan para ver pasar a los participantes del Dakar, llevó un ajustadísimo pantalón capri, musculosa de algodón blanca y un saquito de hilo a tono. Completó el vestuario sport con zapatillas también blancas y su infaltable collar de borlas gigantes (al igual que Cristina de Kirchner, adora la bijou). Ni siquiera el tono de la pureza, que siempre agrega volumen a la figura, la favoreció. Encima, la tierra de la montaña se le pegó a la ropa y terminó la jornada manchada.
Cuatro damas y su capitana, Cristina de Kirchner, quien les marca la tendencia en sus vestuarios y las lleva por el camino de los desaciertos, del que, por ahora, ninguna quiere rebelarse.
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