«Hay que avivarse y no ser giles», dijo Cristina de Kirchner en referencia a una frase de Arturo Jauretche, insistiendo en el concepto de que la Argentina está bien posicionada a pesar de que el mundo está atravesando una profunda crisis. Se refirió a este crucial tema ayer a la mañana en un acto en La Plata donde se recordó un nuevo aniversario de La Noche de los Lápices y también, por la tarde, con motivo de la firma del contrato para la construcción de la línea de interconexión NOA-NEA, que se realizó en el Ministerio de Economía.
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Señaló que el gobierno lleva a cabo obras que durante décadas no se hicieron, rescató la reducción de la pobreza y el incremento del salario -«el mejor desde México para abajo»-. Según la primera mandataria, esos datos revelan «la fortaleza (del país)».
También se ocupó de fustigar a los agoreros locales e internacionales que anticipaban « cataclismos energéticos» (que, señaló, no ocurrieron).Fue, además, dura al criticar que desde los grandes centros financieros se opinaba acerca de la suerte de la Argentina y recordó que « hubiera sido más interesante que se dedicaran a analizar sus cuentas y sus balances, y no los de la Argentina, que estamos aquí, humildemente paraditos».
Como si estuviera dando cátedra, pidió que los argentinos nos miremos con «mejores ojos» ya que a su juicio existe una tendencia cultural en los grandes centros urbanos a tomar más en cuenta los pronósticos que vienen de afuera. Contradictoriamente, continuó con la crítica a los países centrales que «se la pasan hablando del riesgo del resto de los países, y nadie habló del riesgo de Lehman Brothers, o de Merrill Lynch, ni de tantos otros riesgos que hoy vemos cómo se derrumban. No es para alegrarse porque en realidad nadie se alegra de que sucedan estas cosas, es simplemente aprendizaje», concluyó.
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