28 de junio 2010 - 00:00

Cristina prepara un ajuar futbolero

Cristina de Kirchner festejó ayer los goles de la Selección con la Bandera argentina a cuestas y abrazada a otros hinchas argentinos.
Cristina de Kirchner festejó ayer los goles de la Selección con la Bandera argentina a cuestas y abrazada a otros hinchas argentinos.
Se le complicó a Cristina de Kirchner el ajuar. En la Casa de Gobierno está dada la orden: si Argentina llega a la final la Presidente viajará a Sudáfrica a alentar a la Selección.

Es que la mandataria, que se define como «futbolera» hincha de Gimnasia, no se quiere perder semejante suceso, más aún si termina, como pronostican los analistas, en una final Argentina-Brasil.

Lula da Silva ya confirmó que estará presente para alentar a su equipo si éste llega al último partido y Cristina quiere lo mismo. Toda una nueva preocupación es ahora definir qué ropa usará en caso de que tenga que acudir al estadio a presenciar el partido y claro que nadie la imagina con el equipo deportivo oficial de la Selección.

Tampoco sería coherente ni sano que festeje los goles saltando sobre sus tacos aguja de más de diez centímetros, con sus faldas ajustadas que muchas veces dificultan su movilidad, o con uno de los tantos vestidos de alta costura que tiene en su vestidor. Se tratará de buscar su outfit para llevar a la cancha sin dejar de lado la femineidad pero evitando el ridículo. O quizá sólo se embandere como ayer para festejar los goles.

Para colmo tiene poco tiempo para resolver esa cuestión, porque también deberá ocuparse de seleccionar el vestuario que exhibirá en su viaje a China el 13 de julio y el ajuar patriota para el 9 de Julio.

Y aunque sus actividades le dejan poco tiempo libre, la dama se hizo tiempo para preparar un ajuar especial para desplegar en su viaje a Canadá. Aprovechó el clima cálido del hemisferio norte para anticipar lo que será su guardarropas en la próxima temporada primavera-verano. Así, de estreno, Cristina de Kirchner se exhibió más confiada que nunca antes en un encuentro con otros mandatarios. Motivos le sobran: cree que el canje de deuda fue recibido como exitoso por parte de analistas internacionales. Está convencida de que la Argentina tomó un papel preponderante a raíz de la crisis financiera internacional, que las recetas criollas para sortear las debacles económicas son escuchadas por todos los países y que además la Selección argentina comienza a ser vista como candidata a quedarse con la Copa del Mundo.

Encima, consiguió acaparar la atención de los presentes del encuentro protocolar en Canadá con sus vestidos ajustados y sus escotes llamativos. Sobre todo se destacó uno, el modelito blanco que usó para la foto oficial del foro internacional. Esa prenda, ceñida al cuerpo resaltaba sus curvas, especialmente sus caderas, que se vieron algo más angostas que en las últimas semanas. Precavida, la Presidente tuvo en cuenta que el ajuar veraniego deja expuesto más el cuerpo que el de invierno y optó, entonces, por intensificar el cuidado de su figura reforzando su rutina de ejercicios y su dieta. Así, algo más delgada, se dio el gusto de vestir de blanco, ese color que no perdona y ensancha el cuerpo de cualquier mujer.

Fue la única mandataria ayer vestida de ese tono, el más claro de las paletas existentes, que la hacía destacarse entre los trajes oscuros del resto de los presidentes. Completó con una chaqueta a tono con bordado beige y zapatos de charol con tres centímetros de plataforma, que la ayudaban a no verse demasiado baja al lado de hombres que superan el metro ochenta, como Barack Obama.

Más allá del modelito del color de la pureza, se inclinó en su viaje por los estampados. Los hubo de diferentes estilos. Empezó con uno brillante y recargado de animal print, el jueves al comenzar su estadía en Canadá. Un vestido de raso en tono gris que simulaba el dibujo de la piel de un reptil, un exceso para un encuentro protocolar, que más que a la osadía y sensualidad, invitaba a la sobriedad de un tailleur. Luego fue el turno, el viernes al mediodía, en un almuerzo con empresarios mineros, de un vestido sin hombros en azul marino con estampado geométrico en negro y bordado de paillettes en el pecho. El más correcto de los atuendos que exhibió en el país del Norte, aunque los protocolos sugieran cubrir los hombros y no usar tanto escote. Finalmente, el mismo día por la tarde prefirió un vestido de estampado folk, en la paleta de los marrones con caderín de canutillos marrones y turquesas. Completó con chaqueta color celeste cielo. Un estilo juvenil pero demasiado informal para una mandataria.

A juzgar por su ajuar en Toronto, todo indica que al llegar la primavera, Cristina de Kirchner se armará de vestidos de estampado llamativo. Aunque aun no esta todo dicho porque en setiembre cuando deba asistir a la Asamblea de las Naciones Unidas podría pasear por Nueva York para adquirir las novedades de la quinta avenida.

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