18 de mayo 2009 - 00:00

Cristina reflotó el abanico para su apagado look

La semana pasada vistió aburrida vestimenta en tonos grises, que complementó con un accesorio demodé: el abanico.
La semana pasada vistió aburrida vestimenta en tonos grises, que complementó con un accesorio demodé: el abanico.
¿Nada de lo nuevo la conforma o trata de mostrar adaptación a tiempos de crisis? Ahora Cristina de Kirchner reclama que le busquen en el vestidor prendas olvidadas. Primero las blusas, faldas y sacos de estampados estridentes, luego los pañuelos en la garganta, y a pesar de los primeros fríos, llegaron los abanicos. Un elemento que hacía casi más de un año no usaba y que desempolvó el lunes pasado, en un acto en la localidad de Merlo donde, pese a las bajas temperaturas, la Presidente se mostró acalorada.

Aires de dama antigua para una Cristina de Kirchner que ahora también intenta mostrarse austera, con sobrios trajes grises. Un vestuario opaco para el clima preelectoral, a juzgar por su vestimenta -que para los especialistas en moda, siempre refleja el estado de ánimo de quien la lleva-.

Sorpresa

Para complementar el apagado look, la mandataria no tuvo mejor idea que un accesorio demodé y así sorprendió al sacar de su cartera el abanico de varilla de madera calada y país (como se denomina a la tela de la parte superior) beige con flores pintadas a mano. Una pieza exquisita, aunque más apropiada para exhibir en el Museo del Traje que para completar el outfit presidencial. Hace una década que se abandonó ese accesorio.

Originalmente fue inventado por los japoneses para evitar la transpiración del rostro.

Si bien en el siglo XVIII tomó la misma importancia que una cartera en el ajuar de las damas, hace rato que ya no se los ve en los escaparates de las tiendas de ropa.

Hasta en España, país que se convirtió en uno de los principales productores de abanicos del mundo, de la mano del artesano Eugenio Prost y del conde de Floridablanca, las mujeres dejaron de portarlos.

Pero tal vez la elección de ese elemento no haya sido casual ni producto de un capricho de ajuar. Es que quien conoce de moda sabe que a principios del siglo XX el abanico era una herramienta de comunicación para las señoritas que iban a los bailes acompañadas por su madre o tutora. Y para sortear el control de sus damas de compañía, muy celosas en su labor, las jóvenes tuvieron que inventar un medio para comunicarse con sus pretendientes mediante gestos con el abanico.

Simbolismo

«Se trata de un accesorio que fue sin dudas una gran arma de seducción en el pasado y también lo es hoy en otras culturas orientales. Muestra femineidad y seducción. Quizás Cristina de Kirchner busque ese efecto usando abanicos», opinó la diseñadora de alta costura Flavia Martini, y agregó: «Es un elemento que representa diferenciación, más simbólico de una reina que de una mujer de pueblo. Después de todo hay que tener tiempo para abanicarse», castigó la especialista.

Según Martini, el abanico no es un elemento apropiado para una mandataria. «Debería usarlo sólo para los juegos de seducción conyugal, y evitar utilizarlos en público ya que distrae y le quita atención al contenido de sus discursos y anuncios», dijo.

Para la especialista, la vuelta de los tonos grises al ajuar también representa un intento de la Presidente por expresarse. «Al igual que durante el conflicto con el campo, con esta crisis la Presidente también cambió las gasas por los trajes sastre en grises y marrones, buscando crear una imagen más austera. Utiliza el vestuario como comunicador de su personalidad y su política. Y de alguna manera, piensa que lo que proyecta es más importante que lo que ejecuta», opinó la modista.

¿Será que la Presidente está intentando comunicar algo con tanto cambio de ajuar? Como sea, suma otro desacierto.

Dejá tu comentario