- ámbito
- Edición Impresa
Decepcionante segunda parte de la saga “Millenium” en cine
Al lado de la sólida «Los hombres que no amaban a las mujeres», esta segunda parte de «Millenium» resulta una verdadera decepción. Aun entendiendo que los libros se han vendido por millones, una película es otra cosa, y el espectador que vaya a ver «La Chica que Soñaba con un Fósforo y un Bidón de Gasolina» sin conocer el film previo ni haber leído los libros, tendrá serias dificultades para meterse en la trama.
La película anterior presentaba a dos personajes diferentes y los unía de un modo convincente: un periodista contratado para investigar un antiguo crimen impune le pedía ayuda a la hacker de vida turbulenta que se había metido en su computadora. Ambos se convertían en amantes, y resolvían el misterio exponiéndose a peligros de todo tipo, para luego seguir caminos separados. La secuela demora demasiado en unir otra vez a ambos personajes a través de una investigación sobre una red de trata de blancas, ya que lo que realmente centraliza la trama es la traumática historia personal de la hacker, es decir la chica del título, acusada de varios crímenes que no cometió (sin que desde el guión se intente siquiera sembrar la duda en el espectador, testigo de las fechorías de un villano patovica digno de una parodia de James Bond).
El director Daniel Alfredson -hermano de Tomas Alfredson, realizador de la muy superior «Criaturas de la noche»- filma una escena de sexo lésbico o un asesinato con un estilo correcto e impersonal, bastante poco imaginativo, y para que la película se concentre en lo que realmente tiene algo de sustancia: el enfrentamiento de la heroína con los espectros de su pasado, hay que esperar unos 90 minutos de proyección. Recién en esos últimos actos, la talentosa Noomi Rapace le da a su personaje la intensidad adecuada, mientras que el periodista que interpreta Michael Nyqvist luce desdibujado durante casi todo el film.
Sin caer en la eterna comparación entre literatura y cine, da la sensación de que el problema con esta «Millenium 2» no es de guión o dirección, sino más bien de cierta falta de rigor general provocada por el apuro por seguir capitalizando el fenómeno Stieg Larsson, el escritor que murió sin poder disfrutar del éxito de sus libros, ni mucho menos supervisar sus adaptaciones al cine.
Dejá tu comentario