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Diálogos en Wall Street
Las Bolsas clavan nuevos récords, griegos y europeos se dan la mano, y Janet Yellen va al Congreso con un laurel entre los dientes. ¿Es el fin de los peligros? ¿Se arregló el mundo? El veterano Gordon Gekko nos brinda su parecer.
Gordon Gekko: Syriza capituló, la Fed nos dice que para subir las tasas hay tiempo, los bonos repuntan y la tasa larga vuelve a retozar por debajo del 2%...
P.: Y las Bolsas sacan partido.
G.G.: Sí, aunque sin grandes desbordes.
P.: Despacio, con calma, la suba es apreciable. Y estamos habilitando nuevas alturas. En Wall Street son récords absolutos, en el Viejo Continente son los máximos de siete años, en el Footsie de Londres se quebró un récord que databa de 1999.
G.G.: ¿Sabe qué? Tampoco hay mucho más que hacer.
P.: Anda mejor Europa que Wall Street. Es el favorito del consenso.
G.G.: El dinero de los administradores de cartera se desplaza hacia Europa y las Bolsas del Pacífico. Wall Street trepa sin flujos, lo que no está nada mal. Pero le cuesta seguir inflando la valuación.
P.: ¿Qué tan creíble es el acuerdo entre Grecia y el eurogrupo?
G.G.: Está sellado.
P.: Christine Lagarde, la mandamás del FMI, objetó que a las reformas que propuso Grecia le faltan las precisiones. Mencionó tres áreas débiles: jubilaciones, impuestos, privatizaciones.
G.G.: No tengo dudas. Pero el acuerdo se celebró igual. Es un "punto de partida válido", por usar el lenguaje oficial. La negociación sigue. Queda mucho trabajo por hacer antes de que se firme la prórroga del programa actual.
P.: ¿Qué garantías hay de que Atenas cumpla sus promesas?
G.G.: Ninguna. En ese sentido, estamos igual que antes. Tampoco va a haber desembolsos de dinero hasta que no se revisen los resultados de los viejos compromisos y éstos sean satisfactorios.
P.: Es la típica solución europea. Mucho ruido, mucha pelea, y al final, mucha pompa, pero nada se arregla del todo; el problema se posterga.
G.G.: Es un avance. La alternativa era el desacuerdo. Nadie podía saber cómo se iban a comportar Alexis Tsipras y la gente de Syriza. Son exmarginales de la política, los primeros que llegan al poder. A juzgar por su discurso, tomándolo a valor nominal, se podía esperar algún cortocircuito medianamente serio.
P.: O el famoso Grexit. La salida de Grecia del área del euro.
G.G.: Eso no estuvo nunca en la mesa de discusión.
P.: Ésa es una interpretación personal suya...
G.G.: Pero también es la realidad. Ningún funcionario de peso blandió siquiera la amenaza.
P.: Si el Grexit no era una alternativa, ¿cómo justificar esta sensación de alivio que repercute tan favorablemente en las Bolsas europeas?
G.G.: No todos comparten esa visión. Quien pensó que Atenas podía patear el tablero estará mucho más tranquilo. Sin llegar a tanto, la corrida contra el sistema financiero griego sí fue un tema. La pérdida de depósitos orilló el 10% del PBI. Con el acuerdo se evitó un desenlace desagradable y el riesgo de contagio en la región.
P.: Hay noticias favorables de Washington. Janet Yellen visitó el Congreso y confirmó el mensaje que nos dejaron las minutas de la última reunión de la Fed. Habrá más laxitud antes de proceder a la suba de tasas. Junio ya no es la fecha marcada en el calendario oficial.
G.G.: Así es. La Fed cambiará su lenguaje en la reunión de marzo. Dejará de definirse como "paciente", pero, en los hechos, se tomará más tiempo antes de intervenir.
P.: Yellen abrió el paraguas de protección para las dos reuniones posteriores a marzo, ¿fue así?
G.G.: Lo que dijo es que si la Fed deja de enfatizar la "paciencia" en su comunicado de marzo, de ello no se deriva que automáticamente habrá una suba de tasas en cualquiera de las siguientes dos reuniones.
P.: En otras palabras, ¿la cita queda para septiembre?
G.G.: En la teoría, la Fed abandona la orientación, el "guidance" cronológico. La decisión dependerá de la información económica y financiera pertinente, y se evaluará reunión tras reunión. En la práctica, anote septiembre.
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