Periodista: ¡Qué buen servicio de vigilancia que tiene el mercado de bonos! Bill Ackman, el fundador de Pershing, nos avisa que ya cubrió la posición vendida (a través de opciones) en bonos del Tesoro a 30 años.
Diálogos de Wall Street
¿Tocó techo la ofensiva de las tasas largas, Gekko?
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Gordon Gekko: Muy gentil.
P.: ¿Qué debemos hacer? ¿Salir corriendo a comprar papel?
G.G.: No habló de comprar bonos. Sí de lo peligroso de estar vendido de aire. Es un paso previo.
P.: ¿Ya vimos lo peor de la suba de las tasas largas? ¿5% era nomás el techo de la tasa de 10 años?
G.G.: Hay demasiado riesgo en este mundo, dice Ackman, para andar vendido al descubierto en un activo financiero líquido que es el refugio ideal en caso de calamidad. Clic, caja...
P.: Riesgo geopolítico, entiendo que quiere decir. Razón no le falta. Pero también dice que la actividad se está enfriando como no lo muestran los indicadores económicos. Cuando montó la posición en agosto adujo que habían crecido los riesgos de inflación de largo plazo. ¿Eso se arregló? ¿En apenas un par de meses?
G.G.: Así parece. Incluso, antes de dañarse. La inflación bajó, y las expectativas de inflación, también.
P.: Todo al revés, ¿no?
G.G.: Sí, pero el negocio fue muy bueno igual. La posición vendida en 10 años ya la cerró hace un par de semanas (con ganancias). Ahora cubre lo vendido en 30. Las tasas largas treparon unos 80/90 puntos base. Gran maniobra, aunque los argumentos se puedan discutir. Acertó un pleno.
P.: Por otras razones, no tanto las aludidas.
G.G.: Ok. Siempre es mejor tener suerte que cabeza.
P.: También Bill Gross, el ex mandamás de Pimco, dio un consejo en el mismo sentido. ¿Es una moda o qué? ¿Qué pensar? ¿Se acabó la embestida de las tasas largas?
G.G.: Los árboles no crecen hasta el cielo. Y el rally, muy poderoso, se motorizó con las posiciones cortas de los fondos de cobertura. Ackman dijo que cerró la apuesta y tras cartón la tasa de diez años cayó de 5,01% a 4,82%. Ese es el peligro. Ser el último en darse vuelta. No es por Hamás ni por ninguna guerra. Esto es Chicago, no la franja de Gaza.
P.: ¿Y tampoco es la macroeconomía, sino la micro?
G.G.: En principio, la macro no cambió y la tasa larga bajó 20 puntos base.
P.: ¿Qué cambió? ¿Que Ackman se cubrió?
G.G.: Cambió el posicionamiento del mercado. Es decir, la frutilla del postre. Pero sin la macro pujante no había rally de las tasas largas, en primer lugar. Y si la expansión se calma, hasta acá llegó la ofensiva. Con tasas de interés reales en 2,5% la suba es más que generosa.
P.: La data sostiene que la economía se recalienta al rojo vivo. Pero los propios voceros de la Fed señalan que sus contactos del mundo empresario los alertan sobre un enfriamiento inminente. ¿A quién creerle?
G.G.: La economía no puede crecer indefinidamente a 4%. Eso desde ya. Y después de tres meses de ventas minoristas muy robustas, lo que no se registraba desde que la Fed abandonó las tasas cero en marzo de 2022, una moderación marcada tiene que estar al caer.
P.: ¿Hasta dónde la propia subida de las tasas largas no va a precipitar el desenlace? Quizás, hasta provoque un frenazo brusco.
G.G.: Nunca se sabe. Por eso mismo la Fed insinúa que va a mantener sus tasas -las de corto plazo- sin alteraciones. Aprieta pero no ahorca.
P.: ¿Se puede romper el mercado inmobiliario?
G.G.: La gran bonanza se cortó a mitad del año pasado. Y los precios cayeron hasta enero. Sin trauma, pero con nitidez. Después sobrevino una recuperación, tímida, que ahora entrará en la congeladora. Nada grave. Es un efecto deseado, diría que la Fed agradecería que los precios vuelvan a caer y despejen el horizonte de la inflación de servicios.
P.: ¿Y qué decir del mercado inmobiliario comercial, sobre el cual había tantas dudas cuando afloró la crisis de la banca regional en marzo?
G.G.: Los temores no se confirmaron. Si se miran los préstamos, y los CMBS (vehículos respaldados por estos préstamos), la navegación continúa sin accidentes serios. Cuando haya que refinanciarlos, a tasas que treparon mucho en poco tiempo, podrían surgir los dolores de cabeza.
P.: ¿Wall Street está esperando una señal de las tasas largas? ¿O no?
G.G.: Está esperando que la data le dé la señal para retomar la escalada, pero ya tiene este guiño de los bonos del Tesoro. Y buenos balances. En otro momento, era suficiente. Ahora pisa con más cuidado.
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