Doffo poetiza paisajes que él pinta como nadie

Doffo domina las técnicas pictóricas y fotográficas, y también tiene mucho para decir. En él hay obra de arte recorrida por un halo poético.

Una primera mirada nos informa que estamos frente a paisajes. Como se trata de cuadros de Juan Doffo es inevitable pensar en nuestra vastedad pampeana, en cómo este artista instaló a Mechita, su pueblo natal, como protagonista del corpus de su obra.

A medida que Doffo iba creciendo como artista, luchó contra el cliché, como diría Deleuze, "el grito de guerra del pintor". Entonces la corporizó como el centro de su realidad y de su ser.

Sería muy largo enumerar aquí las mil y una visiones que nos ha dado de ese paraje que fue un centro vital ligado a nuestro desarrollo hasta su despojamiento y que afortunadamente todavía algunos de sus habitantes se resisten a abandonar. Doffo ha logrado que esas imágenes nunca se convirtieran en una fórmula, porque si bien es su tema, nadie podría imitarlo sin caer en lo vulgar.

Este artista lo pinta desde sus entrañas, desde su pasión, desde su conocimiento del mundo, desde su poética. Ha buceado en las religiones comparadas, en el Zen, en la filosofía hermética, ha tomado conceptos de sabiduría ancestral que ha volcado en su obra, es por ello que en ella siempre nos ha propuesto un alto en el camino, detenerse y simplemente mirar.

En ese mirar encontraremos el pequeño pueblo, un paisaje quizás tropical, una casa que se refleja, no sabemos si en el agua o es un espejismo, una forma geométrica que contiene las luces del pueblo, la línea de fuga tan suya, unos meteoritos que iluminan la noche azul. Parece simple. Es lo que hay más allá de la mirada lo que se nos va a dar como una imagen cósmica, el caserío suspendido en el espacio o encerrado por una sutil geometría que nos señala el centro del mundo, de su mundo, la clausura, nunca definitiva, por medio de líneas paralelas, el paisaje que se va borrando de nuestra memoria, el río que huye y que perdura o los caminos "que me trajeron a mi secreto centro".

Doffo dice: "primero encuentro una geometría, una estructura, luego me dedico a volar, a jugar, a crear en base a la estructura. Uno puede dominar técnicas pictóricas o técnicas de cualquier tipo, pero si no tiene nada para decir, entonces no hay obra de arte". Doffo domina técnicas pictóricas y también fotográficas. Ama la fotografía. Ha dado suficientes ejemplos. En esta muestra hay tres fotos realizadas en Brasil que se relacionan con un tema recurrente en su obra: el fuego.

Doffo, repetimos, domina las técnicas, y también tiene mucho para decir. En el hay obra de arte. La recorre un halo poético, es onírica, es un fragmento de la realidad que pasa por su mente, su cuerpo, y llega hasta sus manos, es una reverberación de los sonidos y del silencio del campo que se extiende a lo lejos, del cielo estrellado que vio en su infancia. Es la pintura de Doffo.

Galería Rubbers (Av. Alvear 1595). Clausura el 28 de mayo.